Cómo aguantar vara, a pesar de todo: perseverar. Más 6 reglas básicas de Octavia Butler para hacerla en este oficio.
–Quiero ser escritora cuando crezca.
–¿Ah sí? Bueno, está bien, pero deberás tener un trabajo también.
–Escribir va a ser mi trabajo.
–Puedes escribir cuando quieras. Es un pasatiempo agradable. Pero tendrás que ganar dinero para vivir.
–Como escritora.
–No seas tonta.
–Es en serio.
Y fue en serio. Años después de esta conversación con su tía, Octavia Butler trabajó en fábricas, talemarketing e incluso lavando trastes al tiempo que comenzó una colección de cartas de rechazo de revistas y editoriales; el pronóstico de la tía molesta parecía ser verdad. Pensemos que: mujer negra, en los años setenta, queriendo publicar ciencia ficción, no parecía ser la combinación de factores más prometedora. De ahí el escepticismo de su tía.
Por suerte, a los 12 años, se chutó este churro: Devil Girl from Mars o “La malvada morra marciana” una peli de ciencia ficción en la que unas marcianas, al parecer poco amables, invaden la Tierra para llevarse especímenes machos pa re poblar su planeta. En fin, Butler vio la película y pensó, ¿Te cae?… “Yo puedo escribir mejores historias que esa. Cualquiera puede escribir mejores historias que esa. A alguien le pagaron por escribir esa historia chafa.” Así que en un año, en sus palabras, ya “estaba mandando historias terribles a revistas inocentes”.
El caso fue que Octavia no quitó el dedo del renglón. Se levantaba a las dos o tres de la mañana, se ponía a escribir y después se iba a cubrir su turno a una fábrica. Acumuló cartas de rechazo y con éstas aprendió que “el rechazo es como cuando te dicen que tu hijo es feo. Te enojas y no crees una sola palabra. Además, ves a los otros niños que sí son realmente feos en el mundo: los publican y les va bien”
Odiaba sus trabajos y los rechazos no paraban, se preguntó varias veces si valía la pena tanto sufrimiento, quién era ella de cualquier forma, por qué alguien querría escucharla, ¿tenía realmente algo qué decir? Por fortuna para el mundo, Butler sufría de algo que ella misma llama: obsesión positiva.
“La obsesión positiva se trata de no parar sólo porque tienes miedo y estás llena de dudas. La obsesión positiva es peligrosa. Es no poder detenerte para nada.”
No paró. A los 23 años vendió su primer par de cuentos, y si bien tardó un par de años combinando la escritura con otra serie de trabajos, logró consagrarse como una de las mejores escritoras de ciencia ficción del siglo XX y hasta pagó la hipoteca de la casa de su madre, o sea que sí la ganó, pues (¡en tu carota, tía!).
Entonces, ¿cómo esta mujer que tenía todas las apuestas en su contra lo logró? Ella lo resume a una palabra: perseverancia. Y en fin, podría contarles con mis palabras lo que Octavia Butler resume como las reglas que a su parecer tendría que seguir cualquier persona para volverse un escritor y no sólo alguien que sueña con ser escritor, en el ensayo Furor Scribendi. Pero como la Butler lo hace más chido, decidí traducirles el ensayo:
Furor Scribendi
1. Lee. Lee sobre el arte, el oficio y el negocio de la escritura. Lee el tipo de obras que te gustaría escribir. Lee buena y mala literatura, ficción y no ficción. Lee todos los días y aprende de lo que lees. Si te desplazas para ir a trabajar o si pasas parte del día haciendo trabajos que no ocupen tu mente, escucha audiolibros.
2. Toma clases y ve a talleres de escritores. Escribir es comunicación. Necesitas que otros te digan si estás comunicando lo que quieres, o si lo estás haciendo de formas que no sólo son poco accesibles o entretenidas, sino poco convincentes. En pocas palabras, necesitas saber si estás contando una buena historia. (…) Aprende de los comentarios, preguntas y sugerencias tanto de los profesores como de los estudiantes. Es más probable que esos extraños sean más honestos que tus amigos y familiares, que temen lastimarte u ofenderte. Pueden decirte una verdad incómoda; por ejemplo, que te hacen falta clases de gramática. Si te dicen esto, escucha. El vocabulario y la gramática son tus herramientas básicas. Las usan mejor, y hasta abusan de ellas, las personas que mejor las entienden.
3. Escribe. Escribe todos los días. Escribe aunque no tengas ganas. Escoge un momento del día. Tal vez puedes levantarte temprano, o dormirte una hora más tarde, renuncia a una hora de recreación o incluso a tu hora de comida. Si no puedes escribir algo de tu género favorito, lleva un diario. Igual tendrías que escribir un diario. Escribirlo te ayudará a observar más tu mundo y es un bien lugar para almacenar ideas de historias para tus siguientes proyectos.
4. Revisa tu escrito hasta que sea tan bueno como puedas hacerlo. Todas las lecturas, la escritura y las clases deben ayudarte. Checa tu escritura, tu investigación (nunca ignores tu investigación) y la apariencia física de tu manuscrito. No dejes que nada se te escape. Habrá muchas cosas que estén mal y no veas. No cometas el error de dejar pasar los defectos que son obvios para ti. En el momento en el que digas ”esto no importa. Es suficiente” Detente. Regresa. Arregla el defecto. Que sea un hábito hacer lo mejor.
5. Envía tu trabajo para ser publicado. Primero investiga el mercado que te interesa. Busca y estudia los libros o revistas a los que quisieras venderles. Si esta idea te asusta, bien. Sigue teniendo miedo, pero envía tu trabajo de todas formas. Si lo rechazan envíalo otra vez y otra. Los rechazos son dolorosos, pero inevitables. Son el rito de iniciación de cualquier escritor. No renuncies a una obra que no puedes vender, la podrás vender después a otras publicaciones o editores. Lo peor que puede pasar es que aprendas de tu trabajo rechazado, puede hasta formar parte de algo nuevo. De una forma u otra, los escritores pueden usar, o por lo menos aprender de todo.
6. Aquí hay algunos impedimentos potenciales de los que tienes que olvidarte:
Primero olvida la inspiración. La disciplina es lo mas confiable. La disciplina te va a sostener estés inspirado o no. La disciplina va a terminar y pulir tus historias. La disciplina es la perseverancia en puesta en práctica.
Olvida el talento. Si lo tienes, bien. Úsalo. Si no lo tienes, no importa. Como la disciplina es más confiable que la inspiración, aprender continuamente es más confiable que el talento. Nunca dejes que el orgullo o la pereza te impidan aprender, mejorar tu trabajo o cambiar su dirección cuando sea necesario. La perseverancia es esencial para cualquier escritor; la perseverancia para acabar tu trabajo, para seguir escribiendo a pesar del rechazo, a seguir leyendo, estudiando, ofreciendo tu obra para venderla. Pero la terquedad, rehusarte a cambiar comportamientos improductivos o revisar la obra que no pudiste vender puede ser letal para tus esperanzas como escritor.
Finalmente, no te preocupes por la imaginación. Tienes toda la imaginación que necesitas, y todo el material para un diario, y aprender haciéndolo va a estimularte. Juega con tus ideas. Diviértete con ellas. No te preocupes por ser tonto o desafiante o estar mal. Escribir es divertido. Primero debes interesarte y después la imaginación te llevará a cualquier lugar. Una vez que lo hagas, tendrás más ideas de las que puedas usar. Y ahí empieza el verdadero trabajo de convertirlas en historias. Quédate con eso.
Persevera.
–
¡Bum! Con esa palabrota acaba el ensayo. ¿Qué más podríamos agregarle? La neta, nada. Así que, bueno, si estás leyendo esto probablemente estás siguiendo la primera regla, aprender más sobre el oficio, pero ya leíste a la señora: ahora no nos queda nada más que seguirle y, sí, perseverar.