La escritura de pelea es un tipo de escritura enfocada en la acción física, en atacar la lesión y en el combate heroico transformativo. Aprende algunas técnicas para redactar como un escritor-peleador, haz un ejercicio para escribir un cuento en este estilo, y participa en un concursos..
Cabecea, wave, dobla la cintura, jab jab, otro jab. Cruzado, gancho al hígado, el uno dos, el uno dos
Cabecea, wave, dobla la cintura, jab jab, otro jab; cruzado, gancho al hígado, el uno dos, el uno dos, ¡venga, vamos, con huevos! ¡Levántate, venga! que ya va a acabar el conteo de protección y…
… y ¿por qué hay tanta pinche atracción entre el box, los deportes de pelea y la literatura? Ya hemos hablado de eso, hasta compartimos un poema y algunas conexiones interesantes entre las dos disciplinas. También, como ya te habrás enterado, hasta tenemos un taller llamado Pelea y Escribe— todos los sábados, la primera hora es de entrenamiento de kickboxing y las otras dos de entrenamiento literario—, así que no será ninguna sorpresa que ahora te vayamos a tirar el choro macizo sobre esta nueva forma de escritura que hemos adoptado en Tinta Chida.
La idea es pasarte los conceptos básicos, las reglas para escribir en este estilo, y al final, dejarte un ejercicio para que practiques esta forma de pelea-escritura, para ver si te acomoda y aporta algo a tu chamba escritoril.
¿Qué chingados es la Escritura de Pelea?
Es un tipo de escritura que se enfoca en la pelea cuerpo a cuerpo, con uno mismo y su propio dolor; con uno mismo y el rival-lector; mostrando la fuerza de los puños-letras para salir del enfrentamiento heroico —a pesar de la boca reventada y el hígado molido— transformado.
La Escritura de Pelea está emparentada con la Escritura Peligrosa, donde la voz del narrador-peleador y su estilo dentro del ring están al servicio de enfrentar nuestra oscuridad.
Si el escritor pelea con valor, el lector se verá arrastrado por la fuerza de la pelea y lo acompañará con riesgos; sudando y peleando para llegar al knockout final donde se encuentra la transformación.
Este tipo de escritura necesita que los escritores se contacten con su dolor y lo usen de combustible para durar los 12 rounds. Por eso no es apta para el escritor que ve la literatura como un turista, para él que es sólo entretenimiento.
Los que escriban con la Escritura de Pelea saldrán magullados, con moretones y cicatrices, pero encontrarán en el combate algo que trasciende y reconcilia y enorgullece, al punto de querer presumir las cicatrices.
La Escritura de Pelea es cuerpo a cuerpo, con uno mismo y su propio dolor Share on XLas reglas
La lesión
Atacar el punto débil del rival, siendo el rival uno mismo, nuestra mente consciente que quieren mantener con llave la oscuridad, el dolor; hay que, como el boxeador que descubre que el rival se cuida mucho las costillas, quizás porque tiene una vieja lesión que no curó bien, enfocar nuestra estrategia en atacar esa zona; así lo hacemos en la Escritura de Pelea: el narrador ataca las defensas de la mente consciente para inmiscuirse en nuestros viejos dolores, en nuestra heridas; sólo así nos podremos transformar a través de la escritura, y sólo así podemos escribir algo que realmente noquee y haga sentir al lector.
En la Escritura de Pelea nos referimos una y otra vez a la lesión: no atacaste bien la lesión, golpea más la lesión, apriétala hasta que te haga aullar. Baja más profundo, más profundo.
¿Qué es lo que más te duele?
¿Qué es lo que más te avergüenza?
¿Cuándo sentiste por primera vez la muerte en tu vida?
Sumérgete, escarba, recuerda tus lesiones míticas, las de tu infancia y adolescencia, y encuentra ahí el combustible que necesitas.
El narrador debe atacar las defensas de la mente consciente para llegar al fondo Share on XEl peleador
Una pelea siempre es en primera persona. Porque es uno sólo el que vive los golpes. Es la experiencia del peleador enfundado en sus guantes. Son su estilo y su voz los que se tienen que desarrollar.
Por eso, en la Escritura de Pelea todas las obras se escriben en primera persona. El trabajo más importante del entrenamiento del Peleador-Escritor es encontrar-descubrir-construir la voz narrativa de este narrador.
El estilo de pelea ¡Esa Voz!
Cada peleador tiene un estilo distinto. Unos son ágiles, estéticos, hermosos, como Mohammed Ali; danzan en el cuadrilátero haciendo que los espectadores suspiren con cada jab, cabeceo y wave; en la página tienen una voz refinada, ligera, estéticamente hermosa. Otros son fajadores; brutos que trastabillean, no saben moverse, pero reciben y dan golpes como mastodontes; en la página su voz avanza a trompicones, tienen muletillas, su sintaxis se disloca, y cuentan las cosas sin pensarlo, a lo que van, a golpear.
Todo tiene que ver con el lenguaje, igual que con el estilo de combate de cada peleador. Ninguna historia puede ser contada igual, al menos que la cuente el mismo narrador; ese es el principio que mantiene la verdadera ficción. ¿Quién cuenta? El trabajo es apoderarnos de diferentes voces narrativas, entrar y salir de estas voces y estilos de pelea; descubrir cómo pelea, cómo habla el narrador de nuestra historia, porque el narrador no tiene que expresarse correctamente, sino verdaderamente.
El lenguaje de los narradores-peleadores es oral; su voz es una experiencia sonora, cada narrador tiene su ritmo, su manera de contar las cosas. Su propia oralidad. En la Escritura del Pelea el narrador narra oralmente en el papel: imitamos la ficción de la voz física, no escrita. Desde ahí el peleador encuentra su potencia.
El narrador no tiene que expresarse correctamente, sino verdaderamente. Share on XFootwork
¿Quién está narrando, desde dónde? ¿Cómo está parado el boxeador en el ring?
Además de saber quién está narrando y cómo es el estilo de ese peleador, es importantísima la conciencia del lugar que tenemos dentro del cuadrilátero: desde dónde se cuenta. El narrador siempre narra su historia desde un lugar físico, y adquirir consciencia de esto da una fuerza brutal a la narración; la forma de pararse del boxeador, de recortar ángulos, entrar y salir, es indispensable.
En la Escritura de Pelea siempre se es consciente desde dónde el narrador cuenta la historia.
Rehuir a la pelea
En el box es cuando el peleador, ya sea por abrazar al rival en el clinch o por sólo estar corriendo de un lado a otro, rehuye el enfrentamiento. El referi le llama la atención y grita: ¡A pelear!
Aplicado a la literatura, la pelea es la acción, la narración pura de la acción, y se rehuye a la pelea de tres formas: siendo explicativo, siendo demasiado descriptivo, o haciéndose wey en vez de atacar la lesión.
Desgastar al rival
Es cuando un boxeador (Julio César Chávez era experto en eso) termina noqueando a alguien, después de varios rounds, por haber castigado constantemente el cuerpo del rival. No es un nocaut espectacular de un sólo golpe; se trata más bien de moler, desgastar poco a poco el cuerpo del rival hasta que se caiga solito.
En la Escritura de Pelea es la repetición del tema.
Es un coro —refiriéndonos al coro de una canción que se repite—, un tema que se manifiesta como una ola una y otra vez en un texto. Es el tema del escrito repetido en las áreas periféricas que el narrador decide ver; todo lo que aparece en su historia, aunque conscientemente parezca poco trascendente, es un símbolo que refiere al tema de la pelea.
Body shots
La Escritura de Pelea intenta ser una experiencia física, no mental. El lector debe de sentir los golpes de la voz del narrador en su cuerpo. Debe oler, saborear, sentir en la tripas lo que siente el protagonista. A eso se le llama Body shots o golpes al cuerpo. Siempre que el narrador decida explicar o conceptualizar un emoción o acción, se le pedirá que en vez de eso ataque el cuerpo, que se sumerja en las sensaciones físicas de la historia, no en las ideas.
La dislocación
Es la dislocación entre la voluntad de un boxeador que al doceavo round, aunque quiere salir a noquear porque está perdiendo por puntos, no puede porque sus piernas y brazos ya no le hacen caso. El narrador puede decir una cosa, y creer que quiere una cosa, pero las acciones que describe son otras. Es la esencia humana de la contradicción; la dislocación entre lo que quiere y lo que hace, y una narración en primera persona es perfecta para que el lector lo perciba.
El combate épico
Un combate en cualquier disciplina es siempre el viaje del héroe. La campanada es el llamado a la aventura y cada una de las etapas de la pelea es uno de los estadios del viaje del héroe descritos por Joseph Campbell. Porque un combate físico también te transforma internamente. En la Escritura de Pelea conocemos y profundizamos en las etapas del viaje mítico del héroe, para encontrar, cuando estemos perdidos, el camino de regreso a la batalla.
Fortalecer los músculos del rechazo
Miles y miles de abdominales. El peleador tiene que fortalecer su abdomen para aguantar el castigo. Igualmente el escritor tiene que aprender a enfrentar el rechazo. En la Escritura de Pelea los aspirantes hacen ejercicios de campo para mostrar su trabajo, en la calles, uno a uno con sus lectores, para perder el miedo al rechazo, para incorporarlo como parte fundamental a su formación como escritores.
Escribir sin pensar
Escribir es más físico que mental: el arte ocurre en los músculos, en el estómago; corre a través de los brazos hasta bajar por nuestros dedos; es una potencia física que fluye, algo que se siente, no se piensa. Se recomienda hacer ejercicios diarios de entrenamiento, en sesiones de 3, 5 y 10 minutos, para escribir el primer borrador sin meter la mente, sin editar, sólo escribiendo.
Lazy Jab
Es el equivalente boxístico al lugar común o al cliché literario; un golpe mal tirado, que se ve venir de lejos.
Ahora tú
¡De lujo! Vamos a hacer un ejercicio práctico para que empieces a escribir con la Escritura de Pelea. Primero, para que lo tengas fresquito, aquí te va el resumen.
- Escribe de algo que en verdad te duela y te incomode escribir.
- Narra en primera persona
- Imita el lenguaje oral
- Acción pura; nada de extensas descripciones ni explicaciones ni rehuir a la lesión
- Ten presente y visualiza claramente el lugar desde el que tu narrador cuenta su historia
- Escribe el primer borrador sin pensar, sin detenerte, de corrido.
- Concéntrate en el impacto físico: los sentidos; queremos oler, ver, tocar.
- Repite el tema: todo lo que ve el narrador y todo lo que cuenta no es casual y tiene que ver con la lesión que se ataca.
¡Ya estás!
Vamos a trabajar con uno de los ejercicios que hacemos en el taller de Pelea y Escribe y con el que hemos encontrado resultados muy cabrones.
¿Listo? Órale, estira los brazos, ponte las vendas y el short y prepárate para saltar al cuadrilátero.
Primero lee este cuento de J.D Salinger, el hombre que ríe.
¿Ya? ¿En serio, tan rápido? ¡No chifles! Si no lo leíste, regrésate por que me voy a aventar un chingo de spoilers. Bueno, va, confío en ti. Ahí te voy:
En este cuento vemos varias de las reglas de la Escritura de Pelea.
Narrador en primera persona. Buen footwork, excelente desgaste del rival, un ataque de lesión brutal y un knockout perfecto.
El juego de piernas, el lugar en el que está el narrador, es clarísimo. Es un adulto contando la historia de una lesión de su infancia. Y además el narrador aprovecha esa distancia temporal para saltar al futuro del episodio que nos está narrando, Lo vemos cuando dice:
…sólo recuerdo haber visto en mi vida a tres muchachas que me impresionaron a primera vista por su gran belleza, una belleza difícil de clasificar. Una fue una chica delgada en un traje de baño negro, que forcejeaba terriblemente para clavar en la arena una sombrilla en Jones Beach, alrededor de 1936. La segunda, esa chica que hacía un viaje de placer por el Caribe, hacia 1939, y que arrojó su encendedor a un delfín. Y la tercera, Mary Hudson, la chica del Jefe.
El desgaste al rival está muy cabrón, como siempre en la obra de Salinger, de manera magistral. Es un cuento que habla del final de las historias ¿no? De la pérdida de la inocencia. Entonces, el tema de “el final”, se repite una y otra vez; obviamente, en la muerte de El hombre que ríe, pero también en la caída de la tarde en ese último juego de béisbol; en las constantes carreolas de bebé, para amarrar la idea —sugerida sutilmente— del posible embarazo de la novia del jefe y el aborto; en el choque del narrador contra el carrito de bebé; en el jersey que se cae y con el que se tropieza y nuevamente se vuelve a caer el narrador; con el pelo del Jefe, al principio del día peinado y al final seco. ¿Lo ven? Caída, caída, final y final. El tema repetido una y otra vez.
Y bueno, el ataque a la lesión es brutal: la pérdida de la inocencia, la caída, el final de las historias.
Es con esta lesión con la que vamos a trabajar este ejercicio de Escritura de Pelea.
Instrucciones
1 Recordar: gira la llave del lugar donde guardas las cosas que te duelen cabrón, regresa a tu infancia y conéctate con esa lesión de cuando conociste el final, cuando saboreaste sus colores por primera vez; cuando te caíste del pedestal de la inocencia.
2 Ahora nárralo en primera persona. Haz un cuento con esa lesión
3 Ataca esa lesión con furia, hasta que sangre la cabrona.
4 El narrador tiene que ser un adulto recordando el episodio con la sensibilidad del niño, y tiene que usar a su favor esa distancia temporal para contarnos qué va a pasar después de eso que narra, aunque sea un poquito —como el ejemplo de las tres muchachas que impresionaron al narrador—.
5 Escribe el primer borrador sin pensar, sólo desde el cuerpo. Usa esta app; programa una sesión de unos 20 minutos.
6 Corrige ese primer borrador las veces que quieras.
Usa el proceso de corrección para acentuar el desgaste al rival. Osea, la repetición del tema: siembra más símbolos, usa la periferia aparentemente poco trascendental para golpear más.
7 Intenta que tu lenguaje sea oral, usa expresiones, muletillas, jerga; todas esos bonitos detalles que tiene el lenguaje hablado.
¡Listo! Ya tienes tu primer cuento de Escritura de Pelea.
El concurso y el premio
Ahora, lo más machín: compartirlo. Pégalo aquí en los comentarios. Los mejores cuentos los estaremos compartiendo en las redes sociales de Tinta Chida y, el mejor, se ganará una sesión de entrenamiento en el Taller de Pelea y Escribe o, en caso de que no estén en el DF, una sesión conmigo para tallerear su cuento.
¿Cómo la ves desde ahí? Jaja, ¡a huevo! se va a poner sabrrrroooso.
¡A pelear se ha dicho!
¡Suena la campana!
¡Primer round!
Nota 1: Si vives en la CDMX y te interesa el taller de Pelea y Escribe, ve al sitio web y deja tus datos.
Nota 2: Si vives en otra parte del mundo y te gustaría entrar a un taller por internet de Escritura de Pelea, mándame un mail a alejandro@tintachida.com.