Guía básica para usar los tiempos verbales al escribir
Hace un par de años una prima tenía en el asiento trasero de su carro un mamotreto de chingo de páginas con una portada horrenda, y me dijo que muchas de sus pacientes le habían hablado de aquel libro y a ella le dio curiosidad leerlo, pero no sabía que pensar. Leí un párrafo y me aburrió. Lo primero que le dije fue que lo sentí burdo y torpe, no sabía exactamente por qué… Lo hojeé un poco y me di cuenta de una cosa, más allá de tener una narradora muy pero muy imbécil cuyo conflicto principal radicaba en que no se le acomodaba el fleco, la narración era siempre la misma, hablaba desde un presente que avanzaba lento, no había matices de ningún plano: era una lectura fácil y simple. En ese momento para mí fue muy simple reducir el mayor problema del texto al uso del presente para narrar.
Quién sabe, tal vez acostumbrada a todos esos cuentos que me leían de niña y empezaban con el clásico érase una vez, para mí lo más natural era contar todo en pasado y a partir de entonces me dediqué a juzgar los textos que otros leían en talleres literarios y decirles eran muy planos si estaban en presente (me disculpo, les juro que estoy en proceso de rehabilitación y procuro no ser tan cretina).
Y para no aburrirlos con la breve presentación de este artículo, termino por contarles que cayó a mis manos Celestino antes del alba, de Reinaldo Arenas, para pulverizar por completo la idea a la que me había asido: si narras en pasado ya resolviste todo. Guiño, guiño. La novela empieza así nomás:
“Mi madre acaba de salir corriendo de la casa. Y como una loca iba gritando que se tiraría al pozo. Veo a mi madre en el fondo del pozo. La veo flotar sobre las aguas verdosas y llenas de hojarasca. Y salgo corriendo hacia el patio, donde se encuentra el pozo, con su brocal casi cayéndose, hecho de palos de amácigo”
Tómala. Lección: no importa el tiempo verbal que usas cuando narras si vas a narrar algo que vale la pena ser narrado. (PUNTO)
El primer texto al que referí (y les ahorraré la molestia de leer), simple: era una mamada, era una morra viéndose al espejo, enojada porque ese día se veía fea. El texto de Arenas me empieza a contar una historia, hay un conflicto que desconozco, pero del que quiero saber más. El tiempo verbal que usan los dos narradores es el mismo.
Entonces, ¿cómo pa’qué escribes un artículo sobre cómo usar los tiempos verbales si lo que importa es la relevancia de lo que dices?
Es cierto, lo más probable es que el primer texto sería la misma historia si el narrador decidiera contarla en pasado y no tengo ni idea de si el autor usó el presente deliberadamente o por el simple hecho de que hacía más fácil su lectura: era un best seller y mientras más fácil mejor. Arenas, por otro lado, usa el presente para jugar con nuestras mentes e introducirnos a un texto que se vuelve cada vez más y más complejo.
Todo esto, y perdón por la tardanza, para llegar a un punto: sí, el tiempo verbal en el que narramos es importante y debemos ser conscientes de por qué elegimos narrar desde un tiempo y no en otro. Y esto no tiene nada que ver con la corrección lingüística: un narrador bien construido va a tener un tiempo y un espacio. Partiendo de ese punto de la línea temporal partirá para contarnos una historia.
Conoce los recursos con los que cuentas
Así que, para tomar una decisión consciente, no estaría mal que hagamos una regresión a esas clases de primaria para recordar, para empezar, cuáles son los tiempos verbales y para qué los usamos.
Primero.
PRESENTE:
Lo usamos generalmente para describir hábitos y rutinas diarias, planes y futuro próximo, dar órdenes, sugerir, ofrecerse o pedir permiso, hacer descripciones en presente.
Voy a la escuela todos los días.
-Mañana no hay clases.
-Tú te quedas aquí.
-¿Puedo?/ ¿Te ayudo?/
-Él es simpático.
-Llueve allá afuera.
PERFECTO (o sea el pasado, o sea el que en la secu se hacía llamar pretérito)
Lo usamos para referirnos a acciones pasadas realizadas dentro de un periodo de tiempo terminado, para relato de acciones de un día terminado, escribir biografías de personajes muertos, acontecimientos históricos o narrar sucesos específicos.
-¿Qué hiciste ayer?
-Napoleón nació… fue un gran estratega… murió en…
-La S.G.M inició en 1914.
-Ellos se casaron.
IMPERFECTO (el otro pasado, el tal copretérito)
Lo usamos para hacer descripciones en el pasado (físicas, psicológicas, etc.), así como de hábitos en el pasado, narrar acciones en progreso, acciones simultáneas, acciones pasadas en periodos imprecisos de tiempo. (acciones inacabadas) y para describir las circunstancias de un suceso específico.
-Alma era alta.
-Me levantaba todos los días a las seis.
-Caminábamos cuando comenzó a llover.
-Mientras Ernesto limpiaba, Juan cocinaba.
-Irma vivía en Portugal.
-Eran las dos de la tarde cuando llegó Juan.
FUTURO
Sí, obvio, nos sirve para hablar de lo que vendrá, lo que será. Pero en español el futuro tienen usos muy sofisticados y nos ayuda también a expresar dudas o suposiciones.
– No vendremos el próximo año.
-¿Qué hora será en Londres?
Parece enojada, será que tuvo un mal día.
CONDICIONAL
Lo usamos para expresar futuro con respecto a un punto en el pasado, pedir opiniones, ser corteses, imaginar situaciones hipotéticas, imaginarias o diferentes a la realidad y expresar duda o suposición de hechos.
-El domingo comería antes de las 12.
-¿Tú qué harías?
-¿Me traería la cuenta, por favor?
-Viajaría por todo el mundo, pero no tengo dinero.
-¿Quién sería el hombre con quién habló?
El español tienen dos modos verbales, es decir dos categorías en las que podemos clasificar a los tiempos verbales. Todos los verbos anteriores pertenecen al modo indicativo, el que usamos normalmente para designar hechos. Pero existe también el modo subjuntivo. Sus tiempos generalmente se subordinan a los del indicativo o dependen de alguna frase impersonal o conjunción para tener sentido. En español existen tres tiempos del modo subjuntivo, uno sólo lo usan los abogados.
PRESENTE
Lo usamos para expresar para una suposición negativa acerca de una probabilidad presente o futura, expresar deseos, ciertas condiciones hipotéticas o consecuencias presentes o futuras, indicar una probabilidad presente o futura, con adverbios, y expresar órdenes o sugerencias.
-No creo que sea el mejor día para ir al parque.
-Espero que hoy sea un buen día.
-Jugamos futbol, a pesar de que el día no sea el mejor.
-Quizás el día no sea el mejor para salir.
-Te pido que hagas eso.
-Sugiero que compres un teléfono nuevo.
IMPERFECTO
Lo usamos más o menos para lo mismo que el anterior pero en pasado, o sea: expresar para una suposición negativa acerca de una probabilidad en el pasado, expresar deseos en el pasado, indicar una probabilidad pasada, con adverbios. Además, este tiempo se usa también para expresar una idea hipotética condicionada a otra.
-Si fuera rico compraría un yate.
-No creí que fueras a llegar.
-Quería que vinieras.
FUTURO.
Es un tiempo en desuso en español. Lo usaríamos para expresar posibilidades en el futuro, actualmente se usa sólo en frases hechas como:
A donde fueres, haz lo que vieres.
Además de los tiempos simples, en español existen tiempos compuestos que también pertenecen a un modo verbal. Se caracterizan por usar como auxiliar el verbo HABER más un participio (los famosos ado, ido, to, so, cho). Los del indicativo son:
PERFECTO COMPUESTO:
Lo usamos para designar una acción que comenzó en el pasado y continúa en el presente.
-No he ido al trabajo esta semana
-Ha hecho mucho calor
-Ana ha comido mucho
PLUSCUAMPERFECTO COMPUESTO
Indica una acción pasada anterior a otra acción también pasada.
-El sol no había salido cuando desperté.
-Enrique ya había preparado la cena.
PRETÉRITO ANTERIOR
Indica una acción pasada inmediatamente anterior a otra.
-Una vez que hubo parado de llover, salieron a toda prisa.
-Cuando la canción hubo acabado, ella bajó del auto sin despedirse.
PRETÉRITO PERFECTO
Lo usamos para hablar de una acción futura anterior a otra acción también futura. También puede indicar una duda o suposición.
-Cuando lleguen yo ya habré acabado,
-Cuando aterricemos el taxista ya habrá llegado,
-No sé si habrá hecho el trabajo.
¿Qué habré hecho mal?
CONDICIONAL PERFECTO.
Loo usamos para hablar de una acción pasada que guarda relación tanto con una acción anterior como con una posterior a la misma. También sirve para expresar una idea hipotética que depende de otra acción.
-Para entonces él ya habría salido de casa.
-De avisarme, yo habría ido.
-Habríamos hecho todo diferente si hubiéramos tenido la oportunidad.
El modo subjuntivo también tiene sus compuestos:
PRETÉRITO PERFECTO (SUBJUNTIVO)
Lo usamos para hablar de suposiciones y dudas de acciones anteriores al presente.
-Espero que haya llegado.
-No creo que se hayan perdido.
-Dudo que hayas llegado temprano.
PLUSCUAMPERFECTO (SUBJUNTIVO)
Lo usamos para hablar de acciones hipotéticas no realizadas ubicadas en el pasado.
-No hubieras dicho eso.
-Ella dudó que yo hubiera hecho mi trabajo.
-No creí que se hubieran perdido de verdad.
FUTURO PERFECTO (SUBJUNTIVO)
Mejor ni hablemos de él, pues cuando lo hubieres entendido te darás cuenta de que fue inútil aprenderlo, pues nadie lo usa.
Estas pues, son las posibilidades temporales de las que puedes echar mano para contar aquello que te carcome el alma. Lo más seguro es que uses la mayoría de ellas casi todo el tiempo y bien (bueno al menos eso espero) así que de qué te sirve ser consciente de ellas si no piensas dar clases de español jamás.
¿Y LUEGO?
Ubica a tu narrador en un tiempo y espacio
Como ya hablamos al principio, el tiempo verbal puede convertirse en una convención narrativa que nos permite ubicar a un narrador en tiempo y espacio que no siempre está definido en la historia pero que nosotros como autores debemos tener bien claro. Cuando el narrador del Quijote nos dice que:
“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.”
Usa dos tiempos verbales: un presente en el que ahora el no QUIERE acordarse. Y un pasado que en el que VIVÍA un hidalgo medio lurias. El que el narrador esté en un presente y nuestro hidalgo en un pasada establece desde ya una distancia entre ambos, y aunque nunca sepamos dónde está parado el narrador, sabemos que está parado en un lugar, el tiempo verbal le da estabilidad al narrador y logra que establezca el punto desde el cual va a vigilar y contarnos la historia.
Hablando de lugares, la novela El lugar de Mario Levrero empieza así:
“En la oscuridad total, mis ojos buscaron una referencia y se volvieron a cerrar, sin haber encontrado las rayas horizontales, paralelas, que habitualmente dibujaba la luz eléctrica de la calle, o el sol, al filtrarse por entre las tablillas de la persiana. No me podía despertar; y aunque no recuerdo ninguna imagen, ningún sueño, pienso en mí mismo, ahora, como en un ser que vagaba sin rumbo, con los brazos colgando flojos, sepultado en el fondo de una materia densa y oscura, sin ansiedad, sin identidad, sin pensamientos.”
Ese personaje, a diferencia de el del Quijote está narrando con una primera persona, nos queda clara la perspectiva, e igual que el del Quijote: no recuerda (en presente) ninguna imagen. El juego de tiempos ahí coloca al narrador en un punto temporal específico y pone en perspectiva lo que nos va a contar. Al final de la novela descubrimos que ese lugar siempre fue el un escritorio en su habitación. Cuando el narrador sabe a dónde va, es más fácil que el lector lo siga y tener un narrador bien parado es el primer paso para lograr esta faena.
En estos dos ejemplos es claro cómo aunque narremos un acontecimiento en el pasado, el narrador puede contarnos todo desde un tiempo particular que puede o no ser el mismo que el de la historia que cuenta. El autor siempre debe tener presente que ser autor no es lo mismo que ser narrador, así que el principio de todo es asignarle al mismo su independencia de personalidad, tiempo y espacio.
Define un tiempo o tiempos para desarrollar tu historia.
Bien. Si ya sabes dónde está parado tu narrador. Ya sea primera, tercera (o hasta segunda) persona, el momento que se narra no tiene que ser siempre el mismo que el de la historia que se va a narrar, así que decide en qué momento de la línea del tiempo con respecto al narrador, va a desarrollarse esa historia. Puede ser sólo en un punto, o varios. Lo más común siempre es:
Narrar en pasado: si optas por esta variante no te olvides de hacer contrastes entre los tiempos que tienes disponibles, no es lo mismo decir “fui un imbécil” a “era un imbécil” “he sido un imbécil” o “había sido un imbécil”. Sé consciente siempre de lo que quieres expresar para usar el tiempo preciso. Si vas a jugar con varios planos, dibuja líneas del tiempo y ten siempre claro para dónde apuntan las acciones de tus personajes.
Narrar en presente: el presente histórico es un recurso bastante usado que si se hace bien genera cierta cercanía entre el lector y el narrador. Una narración en presente puede enriquecerse si hace uso de otros tiempos verbales que vayan matizando la historia, así que hacer viajes al pasado o al futuro dentro de la misma ayuda a que no se convierta en una historia súper plana.
En cuanto al uso de los verbos en español, aún faltaría mucho de qué hablar. Pero por hoy nos limitaremos a hacer un breve recuento de los tiempos que tenemos a nuestra disposición y remarcar la importancia de su uso para otorgarle un tiempo y espacio al narrador y a la historia. Desde luego, con el idioma podemos hacer lo que nos venga en gana, podemos narrar el futuro o con puras suposiciones, todo es posible, siempre que sepamos lo que hacemos.