Me gusta abrazar a Lydia con todo mi cuerpo, encuerados. Me gusta verla despeinada como cavernícola cuando nos despertamos. Me gustan los besos triples, donde yo le doy un beso a mi hijo, mi hijo a su mamá y ella a mí, en un loop infinito de ternura.
Me gusta ir a comer tacos árabes a la Perica después del taller de novela. Me gustan los cigarros de silencio, los que apagan el ruido con cada calada. Me gusta asomarme en la mañana por la azotea y ver cómo el frío aprieta los edificios y cómo otras familias se acurrucan adentro de los hornos calientitos de sus casas. Me gusta leer para olvidarme de mí mismo y el mundo, y llegar a un punto del libro donde la historia me recuerde, más fuerte que antes, a mí mismo y al mundo.Me gusta dejar a mi hijo en las mañanas en su guardería, abrazarlo antes de que sus maestras se lo lleven al salón, dejar que me de un beso y la bendición con sus manos de grillo morenito de tres años. Me gustan las noches, cuando después de inventarle a mi hijo un cuento de la Víbora Panchita, le digo que ya no es hora de platicar, y que lo amo mucho, muchíiiiiiiiiiiiisimo, hasta el infinito. Me gusta sentir el peso de sus huesos cuando lo cargo en los hombros y platicar con él y bailar el “pumba pumba”cuando llega de la escuela.[pullquote align=»left» cite=»» link=»» color=»» class=»» size=»»]Me gusta el Guardían en el centeno.[/pullquote]
Me gusta el Guardían en el centeno. Me gusta concentrarme y colar los bulgaros con cuidado. Me gusta caminar. Me gusta la cara de gato persa blanco, muy fino, de mi chava, y su cuerpo esponjoso, y su ojos cafés pero no cafés. Me gusta confiar en mí, a pesar de que las cosas vayan lentas y me esté cagando de miedo. Me gusta estar con mi papá y abrazarlo y olerlo como si yo todavía fuera un niño, aunque ya tengo 33 años. Me gusta que mi mamá me cuide, y me de besos, y me gusta oír las canciones que ella oía cuando éramos chiquitos y vivíamos solos en una departamentito en Xochimilco y yo tenía miedo, porque sentía que nos iba a pasar algo. Me gusta la melenita de mi hermano cuando era niño y sus ojos chinos de Jaguar. Me gusta ser papá, aunque casi todo el tiempo tenga miedo de que se vaya enfermar o morir. Me gusta la poesía y como las imágenes muerden las páginas y saltan y nos clavan los dientes por dentro. Me gusta la ciencia ficción y la fantasía y los viajes en el tiempo. Me gusta la comida árabe. Me gustan los sueños porno donde hay montones de culos y tetas y labios carnosos y brillantes y todas me desean ardientemente. Me gustan los labios de Scarlet Johanson y masturbarme pensando en ella. Me gusta correr y sentir las piernas quemándome, cayendo contra el cemento muy fuerte como las teclas en una máquina de escribir gigante. [pullquote align=»right» cite=»» link=»» color=»» class=»» size=»»]Me gusta la rabia, la que empuja y me despierta y me hace querer cambiar y romper lo que no funciona.[/pullquote]Me gusta la rabia, la que empuja y me despierta y me hace querer cambiar y romper lo que no funciona.
Me gusta la calma que me abraza y me dice que no tengo que correr ni romper ni cambiar nada. Me gusta ser vulnerable y quebrarme. Y luego crecer, a tientas, descubriendo la salida con las manos. Me gusta Tex Tex y Bob Dylan y Rubén Blades y Cake y Tom Waits. Me gusta la salsa, oscura, que avienta los cuerpos unos contra otros en las pistas de baile y remueve los estómagos y concentra el deseo. Me gusta True detective y Bomarzo y Los ríos profundos y Nick Hornby y Jack Kerouac y Ursula k Leguin. Me gustan las playas cuando llueve y el expreso doble cortado. Me gusta comer en la calle. Me gusta el dolor de músculos cuando empiezo a hacer ejercicio después de mucho tiempo de no hacer nada. [pullquote align=»left» cite=»» link=»» color=»» class=»» size=»»]Me gustan las ráfagas de perfume de las chicas bonitas cuando nos cruzamos en el metro.[/pullquote] Me gustan las ráfagas de perfume de las chicas bonitas cuando nos cruzamos en el metro.
Me gusta el aguacate y la salsa de chile de árbol preparada con aceite. Me gusta jugar al Kraken con mi hijo, decirle que lo voy a pulir y soplarle en la panza hasta que él se escapa y me dice que empecemos otra vez. Me gusta cuando la coraza se rompe y no puedo dejar de llorar y el aire es más frío y los colores están más vivos. Me gusta acurrucarme y pegarme a Lydia y que me diga “pégate tu gutria”. Me gusta que me diga que soy guapísimo y tengo ojos de foca. Me gusta la Doctora juguete y Yo Gabba Gabba y Pingu y Go Diego Go y Toy Story y Jorge el curioso Y Peppa Pig. Me gusta Twitter y probar comida de países que no conozco. Me gustan las novelas gráficas. Me gustan los tatuajes y las chicas con tatuajes: cada centímetro de su piel cubierto por una carretera de historias. Me gusta escribir. Escribir, edcribir y escribir. Me gusta escribir y fumar sintiendo los golpes de la emoción correr desde mis pulmones hasta las teclas. Me gusta Escribir ciego, con rabia o con miedo. Me gusta escribir, sin saber que chingados quiero escribir.