Aquí la receta de Chuck Palahniuk para atraparte en un ambiente en el que tengas que escribir, a huevo.
Este artículo salió orginalmente en inglés en litreactor.
Siempre pasa. Si estás en la oficina haciendo cualquier tarea estúpida, en medio de los chismes y distracciones de la oficina, y ya no aguantas la aburrición, la cabeza se te llena de ideas y sueñas con escribir. Y luego, ya en casa, sin ruido, con tu taza de té humeando frente a ti, con tiempo suficiente y papel en blanco… ¡nada! A lo mejor y tienes páginas y páginas con notas e ideas, pero, hey, en tu casa hay ropa sucia por lavar. Suena el teléfono. El polvo lo cubre todo.
¿Por qué es tan fácil soñar despierto en la oficina o en la escuela y luego es imposible hacer lo mismo en casa?
Bueno, no sé por qué, pero acepto el hecho de que escribo más cuando estoy “atrapado” en un ambiente muy específico.
Es mi trampa perfecta para obligarme a escribir: muy pocas distracciones (sin tele ni radio); sentado obligatorio; un espacio que me sea extraño; otro montón de gente junto a mí estudiando o haciendo exámenes; cero confort; y que no pueda levantarme por lo menos en una hora.
Así que para escribir así, solía inscribirme a seminarios de bienes raíces. Seminarios de venta de esos en los que no cuesta la entrada y te ofrecen algún sistema para vender más. O si no, podía ir a seminarios de planeación – de nuevo, encuentros gratuitos en salones de hoteles donde aprovechan para venderle a los cautivos asistentes–. O me sentaba en las reuniones de Departamento de Vehículos Motores. O en la iglesia. Escribiendo en las bancas del fondo con sólo papel y pluma. O me iba a los exámenes de la barra de abogados y ahí me sentaba todo el día.
En estos lugares casi no hay distracciones. El ambiente es disciplinado y monitoreado. Todo está bajo control (excepto mi imaginación).
Estás rodeado de personas, la mayoría enfocadas en aprender algo.
Hay silencio (excepto por el que está haciendo la presentación, que, puedes fácilmente ignorar)
Además tienen que ser lugares de los que no sea fácil escapar. Mucho más si estás sentado en la parte de en medio de una fila de sillas larguísima.
Igual que en el trabajo o en la escuela. Estás atrapado. Así que sueñas despierto. Si te traes una pluma y una libreta, escribes. Ahí es cuando mi imaginación se vuelve loca: cuando es la única opción que tengo para entretenerme.
A alguna gente le funciona ir a talleres literarios donde estén obligados a escribir; donde tengan el “permiso” y el ambiente perfecto para teclear. Pero si no encuentras un taller, y ya no vas a la escuela y no te puedes hacer guey en la chamba, considera usar esta estructura “tipo salón de clases” para forzarte a escribir regularmente. ¡Métete a una misa o hasta a un grupo de autoayuda! He visto gente escribir en sesiones de doble AA. O en seminarios de ventas. Todos estos son lugares enfocados, públicos, con la estructura que necesitas para aventarte largas sesiones de escritura.
¡A huevo, ponte una corbata. Llévate la ropa que usarías si fueras de verdad a esos eventos. Conviértelo en un ritual. Hazte un catálogo de “salones de clases” con lo lugares más aburridos que te puedas imaginar.
Además, estos sitios no sólo te van a servir para concentrarte sin opción a escapatoria; la mayoría de este tipo de reuniones las dirigen reverendos, o vendedores muy cabrones a los que les puedes copiar la retórica, la forma en la que estructuran la información. Cópiales la manera en la que cambian de un tema a otro. O cómo logran crear tensión o conseguir que la gente se ría. Como establecen autoridad de corazón y de cabeza.
Las mejores presentaciones de ventas son grandes historias. Testimonios. Estos pueden incluir gente que pasa al frente para “atestiguar” a favor del producto. Cuentan su historia: cómo “el té de boldo” cambió su vida; cómo una milagrosa técnica de bienes raíces les cambió la vida. Y luego, además, te cuentan en qué se gastaron todo su dinero. Botes, coches, casas. Es maravilloso; un montón de material revelador. Emociones reales de humanos. Codicia o miedo o alegría.
Y todo eso no te va pasar así como así ahí sentado solito en tu casa.
Además va a encontrar a tu alrededor un océano de detalles físicos; Si necesitas describir cierto tono de pelo, ahí está. O una mano o una boca o un zapato. Ahí tienes enfrente un inventario gigante de detalles y gestos que no tienes en tu cuarto.
En resumen: si te distraes mucho en tu casa, copia la estructura de trabajo del “salón de clases”. Atrápate a ti mismo en medio de un chingo de gente sentada y fuérzate a entretenerte. Recrea el tipo de aburrimiento que te ayuda a soñar despierto. Ve a misa o a un grupo de autoayuda o a un seminario por lo menos una vez a la semana y ve si eso te ayuda escribir más.