Paso a paso qué hacer para renunciar a tu trabajo: planear, anunciar y ejecutar tu escape de prisión y tu readaptación a la vida en libertad.
¡Tengo que mandar a la chingada a mi jefe! Sí, eso mismo: renunciar.
Me levanto eufórico porque tuve un sueño, además de bastante pornocho, reparador y revelador: ¡Tengo que mandar a la chingada a mi jefe! Sí, eso mismo: renunciar. Abro los ojos, me espabilo la cobardía y me veo en el espejo; ahí, onda Travis Bickle en Taxi Driver, ensayo como le voy a hacer para decirle al puto de mi jefe que ya estoy hasta la madre de ser un Godínez más, que odio la oficina y que ahora sí voy a tener el coraje para hacer lo que siempre he querido, vivir de mi pasión, de mi oficio: escribir.
Y el ensayo me sale muy bien. Me siento orgulloso de mí mismo, chale, hasta me veo más guapo y sexy ahí frente a mi reflejo, o eso siento, o eso creo. Así, con el pecho inflado de a pavorreal, salgo del baño y veo a mi chava y oigo a mi hijo, que ya se despertó, y el miedo, mientras me anudo la corbata, me entume todo el cuerpo: ¿Y si nos morimos de hambre? ¿Y si acabamos en la calle como perros callejeros y sarnosos y a demás de todo, nadie nos tira ni un mendrugo de pan, porque, aparte de pendejos somos unos ilusos por creer que en esta vida se puede vivir de lo que uno ama?
Con ese miedo encima, cuando salgo a la calle ya me tiemblan las rodillas, y cuando cruzo la puerta de la oficina en dirección a mi cubículo, estoy rezando porque mi jefe no tenga el poder de leer los pensamientos, para que no descubra que por un segundo pensé en renunciar. Como de pronto me mira medio sospechoso, me digo, no mames, este güey sí sabe leer la mente, ya valió verga. Entonces me hinco y le suplico: por favor, nunca me vaya a correr, tengo una familia que mantener, haría cualquier cosa por conservar mi trabajo hasta el fin de los tiempos.
Guía para renunciar a tu trabajo y empezar a ganarte la vida como escritor. Share on X¿Te ha pasado algo así? Bueno, a lo mejor no con tanto drama. Queremos seguir nuestra vocación, revelarnos contra el sistema y el estatus quo y confiar en nosotros, pero el miedo nos gana, nos desanima. Ese miedo no necesariamente es malo. ¿Neta? ¡Neta! Más si tenemos una familia que cuenta con nuestras chingas godineras para sobrevivir.
Así que para los que hemos estado en esa posición, o estaremos; para los que queremos renunciar a nuestro trabajo y empezar a vivir de lo que amamos, que en el caso de la comunidad de Tinta Chida es escribir, aquí va esta guía sobre cómo renunciar a tu trabajo correctamente, con un red de protección lista para cacharte una vez que saltes del trapecio. Una guía para que al final no te gane el miedo y ahora sí termines, de manera inteligente, mandándolos a la chingada.
Primero. ¿En serio si quieres renunciar?
¿estoy verdaderamente contento con mi trabajo?¿Puedo arriesgarme y conseguir una chamba que realmente me apasione?
Ya sé, es muy tentadora esa escena donde te rasgas la camisa de oficinista y te calzas tu chamarra de cuero punk para salir a ganarte la chuleta día a día en las calles del mundo. Pero a lo mejor no es lo tuyo. A lo mejor amas tu trabajo y quieres alternarlo con la escritura. A lo mejor no te gusta pero no es tan insoportable. A lo mejor si quieres renunciar ahoritita mismo, pero tu hijo acaba de nacer el mes pasado, o se murió tu mamá o estás en una crisis personal por otras razones; está bien, no seas duro contigo. Todo tiene su momento; almacena esta guía en alguna parte de tu inconsciente y ya verás que emergerá a su tiempo. No hay pena ni culpa en eso. Lo importante es que hagas un análisis profundo; o sea, que al chile seas honesto contigo y digas, ¿estoy verdaderamente contento con mi trabajo?¿Puedo arriesgarme y conseguir una chamba que realmente me apasione? ¿Tengo o no tengo tiempo, como diría el Rockdrigo Gonzáles, de cambiar mi vida? Este cuestionario, de cinco minutos, te ayudará a saber si es tiempo de renunciar ahora o si mejor ahí pa l’otra.
Cuestionario profético existencial para saber si renuncio o no
Responde este cuestionario profético-existencial para saber si debes renunciar a tu trabajo. Share on X
Escoge tu nicho
Bueno. Si estás leyendo este párrafo es porque seguramente los resultados del cuestionario de aquí arriba te dijeron que quizás sea hora de renunciar. Si es así, ahora lo primero que hay que hacer es investigar y decidir con cuál de todas las formas en las que te puedes ganar la vida escribiendo vas a empezar. No tiene que ser sólo una. El único consejo es que escojas las que más te entusiasmen. No sirve de nada cambiar un mal por otro; si no te motiva no te metas a redactar manuales técnico o cláusulas legales.
A lo mejor el panorama no es muy prometedor si crees que la única forma de vivir de escribir lo que te gusta es de las regalías de tu novela que cambiará el curso de la literatura universal. Pero si eres más humilde, verás que hay cientos de formas para conseguirlo. Escribiendo artículos para revistas, haciendo guiones porno, viviendo de tus mil fans, dando talleres literarios, etc, etc. Si necesitas ayuda, leéte nuestra guía de 12 ideas bizarras para ganarse la vida escribiendo.
Tantea las aguas
Pregúntale a otros escritores que ya estén viviendo de las opciones que escogiste en el párrafo anterior. Te juro que estos escritores no son criaturas míticas imposibles de avistar, como el Jeti o los unicornios. Hay muchos. Existen deveras. ¡Hasta se pueden tocar!
Pero bueno, encuentra a alguien que ya lo haya hecho e interrogarlo exhaustivamente. ¿Cómo empezaste? ¿Cómo le haces? ¿Qué es lo más difícil? ¿Me puedes ayudar? Nuevamente, si te da pena preguntar, este artículo te va a ayudar: El arte de pedir.
Háblalo con tu canchanchán
Trabajas con el lenguaje ¿no? Entonces encuentra las palabras exactas para transmitirle tu frustración actual y tus ganas de hacer un trabajo que signifique algo en tu vida y en la de los demás
Ahh, esta es una de las partes menos disfrutables. Porque de por sí bastante tiene uno con su propio miedo a cagarla, a hacer el ridículo y morirse de hambre, cuando además hay que lidiar con el miedo de tu canchanchán, de tu esposa o esposo, compañero, novia, amante, concubina, o con quien sea que compartas tu vida. Sí, ya sé. Es echarle más chile piquín al hoyo de tus inseguridades, pero ni modo. Eso la más sabio que puedes hacer. Si no, tarde o temprano tu canchanchán se va a a dar cuenta y te va a ir peor, y además igual va a transmitirte su miedo, y ese miedo va a ir acompañado de un chingo de mentadas de madres, bien justificadas, por cierto.
Ya no le eches más chile piquín al hoyo de tus inseguridades. Share on XCuando hables, pues, con tu canchanchán, pon atención a lo siguiente:
Explícale por qué quieres hacerlo. Trabajas con el lenguaje ¿no? Entonces encuentra las palabras exactas para transmitirle tu frustración actual y tus ganas de hacer un trabajo que signifique algo en tu vida y en la de los demás. O sea, dórale la píldora; usa tu palabreo para que se enamore de la idea. En serio, toda la energía que uses en esto valdrá la pena, es mejor tener a la persona que te acompaña de tu lado, que en contra.
Sé racional y compártele tu plan con pelos y señales; describe porque no es una mamada imposible y explícale con detalles cada paso de la ruta.
Dale ejemplos. Dile: si crees que yo estoy bien pendejo, mira como le hizo tal y tal, viven de los que hacen. No es imposible.
Ténle paciencia. Si no logras convencerlo a la primera, no te desanimes, entiéndelo-la, es muy difícil saber que «tu media naranja» va a arriesgar cosas que, hipotéticamente, van poner en riesgo la sobrevivencia de ambos dos.
No dejes que te desanime. Si no logras que se enamore de tu plan, tampoco te dejes desanimar. A lo mejor por más que le eches muchas palabras chidas que encandilarían a cualquiera, tu canchanchán aún así piense que es la peor idea del mundo, un suicidio. Solo échale una media sonrisa y ya no le cuentes más, hasta que poco a poco vaya viendo los resultados. Esos valdrán más que tus diez mil palabras.
Tu guardadito
La mayoría de los chinguetas financieros te recomiendan que antes de lanzarte al ruedo ahorres seis meses tu sueldo. Si al leer esto dices: ¡No mames! ¿Cuándo voy a ahorrar eso? No te espantes, redúcelo de seis a tres. Haz un plan para gastar menos durante ese tiempo para que los números bajen. Si ya de plano crees imposible ahorrar porque las deudas te engullen como arena movediza, no te agüites, ahorra algo, aunque sea de manera simbólica; saber que te estás preparando y aunque sea juntaste unos cinco mil varitos te va a hacer el paro.
Ponte una meta: una cantidad mínima para tu guardadito de emergencias, y chíngale duro para llegar más rápido a esa cantidad. Lograr juntarlo va a ser un primer síntoma de que estás comprometido con lo que quieres y que tienes los huevos y la energía para comprometerte con tu sueño.
Anúncialo al mundo
Dile a todos los que puedas,- menos a tu jefe o alguien que vaya a ir de chismosos con tu jefe- tus planes. Si corres la voz irán apareciendo chances, oportunidades para futuras chambas escritoriles. No sé, a lo mejor alguien te dice: que chingón que me cuentas, fíjate que estoy escribiendo para esta revistas y aquí necesitamos…; o: estoy entrándole a un a beca en tal lado, a lo mejor podrías…; o a hasta unas palabras de motivación: a mi me funcionó esto, vato, yo ya lo hice, no te rindas: ¡Sí se puede! ¡Sí se puede!
Busca un grupo de autoayuda
Busca una comunidad de gente igual a ti que crea en lo que estás haciendo
Busca una comunidad de gente igual a ti que crea en lo que estás haciendo. Si tu canchanchán de plano además de no apoyarte te escupió en la cara y te volteo a ver como si fueras la cucaracha más pendeja del mundo, además de dejarlo en el instante, entonces por más fuerte que seas, necesitas una banda, un grupo de amigos, un corillo, un combo de gente que te eche la mano, que te motive, que crea en ti, pues. ¿Donde encontrarlo? Con tus amigos. Con tus amigos escritores (en caso que no sean de esos amargosos que disfrutan cada vez que alguien, igual que ellos, renuncia a sus sueños). Y sí no, aquí en Tinta Chida. En los foros, o aquí en los comentarios. Esa es la intención de este proyecto, crear un grupo de escritores con las mismas intenciones para recordarnos nuestro compromiso y apoyarnos entre todos.
Comprométete.
Firma el manifiesto de los escritores que sólo quieren escribir y comprométete públicamente; une tu nombre al de los más de 430 escritores alrededor del mundo que ya lo hicieron; te a va a dar un buen empujón; cada tanto nos mandamos mails para recordar cómo vamos, si ya nos acercamos más a nuestro objetivo o si ya se nos olvidó.
Ponle fecha
Piensan en una fecha concreta. Escoge un día y escríbelo en algún lado. El 12 de agosto del 2017 voy a renunciar a mi trabajo. Ponerte ese deadline te va a ayudar a tomártelo en serio, a ver que es un objetivo conseguible, y a chingarle para no hacerte pendejo. Haz tus cuentas según te acomoden, pero escoge una Fecha de La Verdad, apúntala, imprímela y pégala y créetela.
¡Ponte de ofrecido!
No tienes que esperar hasta el día de la renuncia para ofrecer tus servicios. Tantea las aguas de tu nueva idea para ver cómo funciona o si tienes que hacer algún ajuste. La mejor forma de hacerlo es empezar de una vez; invierte algunas horas de tu tiempo libre, haz un portafolio con tu trabajo, haz un sitio web (aunque no se tan profesional) y estrénalo. Lánzate de una vez a conseguir trabajitos, a escribir un artículo aquí u otro allá, en fin, dale tiempo a que tu nueva chamba crezca poco a poco, para que cuando llegue el día cero no tengas que empezar, duhh, desde cero.
La parte legalosa
No soy abogado y entiendo mucho menos de contratos y leyes, pero no estaría de más revisar tu contrato de trabajo (con alguien que sí sepa) y ver si ahí por ahí hay una cláusula secreta que te afecte en caso de mandar a la verga a tus superiores.
Escribe tu carta de renuncia
¿Somos escritores, no? ¿Por qué no redactar una carta relucientemente chida afirmando nuestros principios y la razón por la que nos vamos? ¡Como que le da más poesía al asunto!
Aquí te va un carta del chingón escritor gringo Sherwood Anderson, renunciando de forma elegante y original a la agencia de publicidad donde trabajó durante años, para dedicarse 100% a su oficio: escribir literatura. Pa que te inspires y hagas de tu renuncia algo espectacular.
Querido Barton:
Llevo mucho tiempo pensando que uno de tus empleados debería ser despedido. Me refiero a Sherwood Anderson. Es un compañero con bastantes buenas habilidades, pero desde hace mucho estoy convencido que su corazón no está en este trabajo.
Es indiscutible que este tal Anderson ha sido, de alguna forma, un ornamento para nuestra organización. Su cabello, por ejemplo, siendo largo y desordenado, da una impresión a su apariencia personal de descuido artístico, que, de algún modo, impresiona a hombres como Frank Lloyd Wright y el Sr. Curtiniez de Kalamazoo.
Pero Anderson no es verdaderamente productivo. Como ya lo dije, su corazón no está en el trabajo. Creo que debe ser despedido y si usted no lo hace, le pido permiso para despedirlo yo mismo. Por esa razón sugiero que se le pida a Anderson terminar su conexión con la compañía [el primer día de la semana siguiente]. Es un buen tipo. Lo vamos a extrañar pero podremos prescindir de él.
Respetuosamente enviado,
Sherwood Anderson
Celebra
Trabajaste durísimo. Llagas se abrieron en tu espalda para conseguir esto. Y ya lo tienes. Acabas de entregarle la carta a tu jefe o ya lo mandaste a la chingada –si es que se lo merecía– y ahora estás cruzando el umbral, traspasando la puerta de ese edificio aplastador de almas. El sol resplandece arriba de ti y te tienes que tapar los ojos para que no te deslumbre… estás penetrando el mundo especial del viaje del héroe, donde empieza lo sabroso. Va a estar cabrón, sí, ¡A huevo! No vas a tener nada garantizado: ni seguridad social ni horarios fijos ni pláticas con los colegas de recursos humanos sobre el último gol de Leo Messi… no importa, ya lo resolverás, ahora es tiempo de disfrutar. ¡Celebra! No olvides el ritual y celebra. ¡Hay mucho que festejar! Estás dando un paso que la gran mayoría de gente nunca ha dado y nunca va a dar: estás confiando en ti. Disfruta el vértigo. Se siente culero pero bien chido ¿no? Déjate caer, vete por unas chelas, o por una mona de guayaba, o por un cena sin gluten orgánica; o date una buena cogidota con tu compinche… celebra a tu modo, como más te guste, pero celebra.
Estás dando un paso que la gran mayoría de gente nunca ha dado y nunca va a dar: estás confiando en ti. Share on XAclimátate a tu nueva vida
Ok, a lo mejor después de esa gran celebración no puedes caminar en semanas, o tienes un cruda más cabrona que la cruda realidad. De todos modos la resaca celebratoria no será lo más difícil, sino la adaptación. No te espantes si los primeros días, semanas, o hasta meses, te sientes fuera de tu elemento. No te agüites si te despiertas a mitad de la noche buscando una excusa para explicarle a tu jefe porque faltaste; no te apachurres si dudas de ti y nuevamente llegan las voces recriminándote lo estúpido e iluso que fuiste.
[pperfectpullquote align=»left» cite=»» link=»» color=»» class=»» size=»»]puede ser, es, aterrador. Aunque aterrador rico, ¿no?[/perfectpullquote]
Adaptarte, reclamar tu libertad no es fácil. Caminar afuera de la prisión por primera vez después de toda tu vida puede ser, es, aterrador. Aunque aterrador rico, ¿no?
Pero poco a poco le vas a ir midiendo el agua a los camotes, o sea, le vas a agarrar la onda. Poco a poco encontrarás tus horarios; sabrás si te gusta trabajar más de día o de noche, si quieres chambear 5 o 2 horas por jornada; si no quieres trabajar los lunes ni los viernes, en fin. El único consejo es que pase lo que pase confíes en ti y encuentres tu propio ritmo. No porque ahora no tengas un jefe real te conviertas en tu propio jefe violento y te azotes por no ser absolutamente estricto en tu rutina. Tampoco, como no hay nadie que te vigile, te pases las horas en el colchón acariciándote la entrepierna (por lo menos no todo el tiempo). Encuentra un equilibrio. Encuentra TU equilibrio, no el que la sociedad dicta. No tienes porque trabajar 8 horas; trabaja menos, pero más inteligentemente. En pocas palabras: ¡Disfruta! El trabajo que se hace con huevos y amor, tarde o temprano, te aleja del camino de la pena, la preocupación y la pobreza.
El trabajo que se hace con huevos y amor te aleja del camino de la pena y la pobreza. Share on X¿Y tú?
¿Cómo ves? ¿Añadirías algo a esta guía? ¿Estás de acuerdo o desacuerdo en algún punto? ¿Tienes ganas de darme una patada en los huevos por ser tan iluso, pendejo y no ser serio y responsable; o la emoción en tu pecho late tanto que quisieras tirarme al piso y revolcarte en la lujuria del momento hasta que nuestros ojos se desorbiten? Sea lo que sea, házmelo aquí en los comentarios.
Nota: E test para saber si renunciar o no es una versión adaptada del de Scott Dinsmore, un cabrón que se especializaba (murió este año) en esto de vivir haciendo lo que amas. Fue el creador del sitio Live Your Legend, dedicado a ayudar a que la gente viva en una vida que importa, haga trabajos significantes que los hagan felices, y con ello, cambien el mundo.