¿Además de tripas, corazón y mierda, qué más necesitas para escribir arte chingona? Derriba el muro, encuentra el patrón de tu dolor y escribe desde ahí.
Así que ya te decidiste a ser escritor ¿no?… bueno pues… bienvenido a la cagada; te diré que los habemos por miles, y así como estás tú sentado en una silla sin una sola puta idea sobre qué carajos escribir, yo también estuve ahí… y vi caer a más de uno, dos, cien, mil, porque esto no se trata de huevos nada más, necesitas tripas, corazón y mucha mucha mierda.
A estas alturas se puede pensar que los escritores están hechos de una madera especial, sí, una madera hecha de hambre, decepciones, coca – cola, nicotina, ron, cerveza, sexo, desesperación, mucha pasión y por encima de todo ilusiones… todo esto revuelto y compactado como el más bonito aglomerado de los muebles de Hermanos Vázquez, ¿Qué es lo que nos impulsa a seguir? La emoción, la adrenalina, el saber que puedes ser el más chingón hoy y mañana podrías estar sentado comiendo sopa maruchan en un cuarto de vecindad… y justamente son las emociones las que te llevarán a ser el “best pound for pound” de este ring de tinta, teclas y vivencias que llamamos oficio.
Hace unos días el mero mero petatero de los tinta chideros, o sea Alejandro Carrillo Rosas hacía una invitación a escribir desde el dolor, tarea que varios de sus alumnos sufrieron y otros tantos gozaron, sin embargo el ejercicio no pasó desapercibido; me recordó al primer texto que escribí y mandé a una revisión de estilo, pffff… me convertí en menos que una caca de paloma cuando escuché las críticas, mentiría si dijera que no me rompió el corazón, lo hizo, y recogí los pedacitos uno por uno del tiradero del bordo de Xochiaca, y aquí estoy, firme y mejor cimentado que hace unos años ¿Qué me hizo volver al juego?… ¿orgullo o resiliencia?… antiguamente habría dicho sin titubear que fue el orgullo, pero estoy seguro que fue la resiliencia, un concepto definido en psicología como: capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas como la muerte de un ser querido, un accidente, etc. Hubo dolor, hubo llanto, decepción y molestia, me aleje unos días de mi computadora, dejé de hablar con mis amigos, y cuando pasó el luto trabajé en mis emociones, ¿cómo hacer de esta situación algo positivo? (no mamadas alquimistas tipo Paulo Coelho) identificar lo que sentí, después buscar en mi banco de memoria ¿cuántas veces me he sentido así?, cuando murió mi abuelito, cuando perdí a mi mascota a los 12 años, la infinidad de veces que mis esfuerzos fueron en vano, rupturas amorosas, innumerables situaciones a través de mi vida… encontré un patrón, cuando se presentaba este dolor, esta emoción, la evadía, me alejaba de que, quien o quienes lo provocaban, correr, correr, correr y nada más, sin sentido, hasta que se acababa el camino y me topaba de frente nuevamente con el dolor, ¡PUM! Madrazo contra el muro, y ahí está el detalle, cuando se acaba el camino y tienes que seguir adelante no te queda más que atravesar el muro a como dé lugar, golpe tras golpe, ladrillo por ladrillo, hasta sangrar tus nudillos.
La escritura es sólo la extensión de la pureza o la oscuridad de tu alma Share on X
Ahora… ¿derribaste el muro? ¿Qué hay detrás de esa muralla? Una buena historia, una gran canción, un poema fenomenal, un cuento maravilloso, o simplemente algo que le pondría de punta los pelos del culo a un lobo… sea lo que sea que hay detrás de tu propio muro es seguro que emana de tus emociones más que de tu cerebro, por eso los escritores no solo contamos historias, las sentimos, las vivimos y las compartimos, la extensa gama del espectro emocional nos provee de combustible para poner al mundo de cabeza, felicidad, tristeza, rabia, dolor, amor, cada una de ellas es como un color en la paleta del pintor, y combinándolas creas obras de arte del lenguaje escrito. Siéntelo, estás vivo, la escritura es sólo una extensión de tu espíritu, de la pureza o la oscuridad de tu alma; hoy cuando te sientes frente a la computadora o cuando te quedes mudo frente a un cuaderno, cierra los ojos, piensa en tu momento más feliz, más triste, más amargo, cuando sentiste tanta rabia que quisiste acabar con todos a tu alrededor… respira hondo, deja que esas emociones inunden tu ser, combínalas como acuarelas en un vaso con agua, saboréalas, distingue sus matices, colores, olores, texturas, respira nuevamente, y abre los ojos lentamente. Cuando te sientas listo y cuando hayas identificado todas las emociones que sientes, es el momento exacto… escribe, escribe, escribe, como si el mañana no existiera, como si quisieras dominar el mundo con tus letras, como si tus palabras construyeran una nueva realidad… ¿lo sentiste?, estás viv@… sigues cuerd@… Eres más que tripas, corazón y mierda… como diría el viejo Buk:
“¿ y tú quieres ser escritor ?
es una guerra de ésas:
la creación mata,
muchos se vuelven locos,
hay quienes pierden el rumbo y
ya no pueden
seguir haciéndolo.
algunos llegan a viejos.
unos pocos ganan dinero.
los hay que se mueren de hambre ( como Vallejo ).
Es una guerra de ésas:
hay bajas por todas partes.
muy bien, adelante
hazlo
pero cuando te muelan a palos
por tu flanco más débil
no me vengas con lloriqueos.
Ahora voy a fumar un cigarrillo en la bañera
y luego me voy a dormir.”
Charles Bukowski/Lo más importante es saber atravesar el fuego.