Una guía para bautizar a tus personajes y convertirlos en rockstars
Si (como el griego afirma en el Cratilo) El nombre es arquetipo de la cosa, En las letras de rosa está la rosa Y todo el Nilo en la palabra Nilo.
Jorge Luis Borges
Cuando escribo un cuento, siempre me ocurre, cómo chingados no, que nombrar a mis personajes se me hace tan difícil como titularlo. Estoy seguro que te pasa igual: está muy cabrón decidir así sin más cómo se va a llamar tu personaje principal; a huevo que, una vez decidido, los nombres de los compas que le hacen segunda al mero mero del cuento ya salen más fluidito, pero decidir ese nombre tan importante está cabrón.
Y es que no es lo mismo que tu personaje se llame Aurora a que se llame La Kim: ambos dicen muchas cosas, pero no las mismas. Elegir un nombre apropiado es muy importante, debe reflejar quién es tu personaje, cuál es su posición socioeconómica-cultural, en qué país o incluso en qué región de él vive y un largo etecé. Sí, suena complicado…y lo es.
Conseguir transmitir la esencia de un personaje solo con el nombre, es una tarea que se facilita con la práctica pero, con algunos truquillos, podemos aligerarla un poco para darle una orientadita al lector sobre el escenario en que está situado tu texto.
Y para no estarte echando tanto pinche choro sin decir nada concreto, te voy a dar unos consejos breves pero bien mamalones para facilitarte la tarea del bautizo del chiquito, o sea, tu personaje recién creado.
Vicente, Pedro, Catalina…: EL NOMBRE DE PILA.
Cuando te das a la tarea de comenzar a sacarte el diablo de las entrañas – y me refiero a escribir ese cuento, novela, guión o lo que sea que decidiste escribir- es porque ya sabes el tema que vas a narrar y tienes al menos una idea del conflicto y la evolución que va a tener tu texto. Eso es un tema diferente y debería ser tratado en su justa medida; en este artículo solo hablo de, como dije, el nombre de los personajes, así que vamos poniéndolo Jorge al niño:
- Lo más, pero lo más importante, neta, es que tú te sientas cómodo llamando “Fulanito” a tu personaje, si a ti no te convence, tíralo al excusado y jálale.
- Debes pensar también en el efecto que va a causar en el lector. Debe comprarte que tu personaje merece ese apelativo. Si consigues que el nombre de tu personaje sea un madrazo para tus lectores llevas ganada buena parte de la batalla. Si relacionas los nombres, motes, apodos… de tus personajes con sus personalidades, el lector se hará una idea de los mismos incluso antes de que se la dejes ir hasta el fondo, así que vete con cuidado.
Un ejemplo muy claro de lo que te cuento es Remedios, la bella; personaje perteneciente a la cuarta generación de los Buendía, en Cien años de soledad. Remedios es la mujer más hermosa del mundo y se mantiene inocente a través de su vida. Su olor (inconfundible y desesperante) y su presencia, trastornaban a los hombres de Macondo y la plantación bananera, se dice que tenía poderes de muerte, ya que todos los hombres que la pretendían terminaban muriendo trágicamente al tratar de poseerla. Una mañana, Remedios asciende en cuerpo y alma al cielo ante la mirada de Fernanda quien siente envidia y se muestra disgustada porque se lleva sus sábanas.
Que se llame Remedios, la bella. Nos dice mucho, desde el primer momento, sobre la psicología del personaje; cuando avanzamos en la lectura y la vamos conociendo podemos constatar que no podía llamarse de otro modo.
- Si te estás preguntando como saber si la manera en que llamaste a un personaje tiene el impacto del que te estoy hablando y que hacer para conseguir que sea un trancazo, es importante que consideres la conmoción que tiene en el propio personaje: acuérdate que su nombre determina su carácter, es su tarjeta de presentación. Es primordial que te preguntes si a tu héroe le gustaría llamarse Pedro o preferiría un nombre como Fortuño.
- Debes saber, sí, a huevo debes saberlo, si se siente orgulloso de su nombre o le avergüenza, en cuyo caso, podría adoptar él mismo un mote y, llamándose Delfina, decir a los demás que se llama Corina.
- Pregúntate si a tu personaje le gustaría un nombre poco usual o lo odiaría, si piensa que será ridiculizado por la gente o estará orgulloso de portarlo. Por ejemplo: Ifigenia es un nombre que se relaciona de inmediato con la tragedia griega y que, además, es poco común; cuestiónate si esta vinculación funciona para tu narración.
Si Ifigenia tiene hermanas con nombres comunes (Lupe, María) ¿Cómo reaccionan Lupe y María ante el excéntrico nombre de su hermana?
¿Y los cuentos infantiles?
- Si lo que escribes es un cuento infantil, ten en cuenta que los mitos y cuentos de hadas nos hablan desde el lenguaje de los símbolos, se dirige a nuestra necesidad de ideales, en él toman cuerpo de forma simbólica los fenómenos psicológicos internos, así que es aún más importante tener en cuenta un nombre apropiado.
- En teoría, no resulta efectivo bautizar a un duende como lo harías con un ser humano, eso le restaría mucho del simbolismo del que te hablo, podría ser mucho más efectivo llamarle “Busgoso”, que es un nombre poco común y hace referencia a un ser mágico; también, si lo piensas, nos remite al bosque.
- Un hada que se llame Lupita no es atractiva para el lector, pero si le pones Aurora, hace referencia al amanecer y otros conceptos más propios de un ser mágico a pesar de que Aurora es un nombre que también puedes usar en un ser humano.
Sintetizando
Todo lo que le cuentes al lector acerca del personaje debe contarle algo acerca de la historia, por eso es tan importante que tenga un nombre apropiado. Si haces un esfuerzo para que te corra la ardilla un poco más de lo usual puedes reforzar el conflicto de cualquier relato haciendo una adecuada combinación de los nombres de los personajes. Ya te decía acá arriba que una vez que decidas el nombre del personaje principal debe ser mucho más fácil elegir los del resto, pero tampoco debería ser aleatorio.
Debes ser asertivo en la combinación y establecer además una relación entre los nombres de tus personajes principales y los de otros, secundarios, asociados a estos en la historia; así como entre sus apellidos. Conseguir que tus lectores conozcan a los personajes gracias a los nombres que les has otorgado, es un arte en sí mismo.
JUAN PÉREZ: LO QUE NOS DICE EL APELLIDO
En lo tocante al nombre es importante pero, en cuanto al apellido es aún más relevante que sea coherente con el país de origen del personaje. Si este nació en Nueva York, pero tiene padres y abuelos alemanes, no tiene sentido alguno que se apellide Jones o, menos aún, Smith.
- No necesita llamarse Adolph, pero sí debería apellidarse Müller, por ejemplo.
- Ten siempre en cuenta la ascendencia y el país de origen de cada personaje antes de decidir su apellido.
Otras formas de decidir el apellido de un personaje, y que este lo vuelva relevante, es considerando los apellidos no por la ascendencia y/o el origen. En algunos casos, puede ser muy útil que tu personaje tenga un apellido que, junto con el nombre, lo convierta en un rock star al estilo de Pedro Páramo.
Para ello puede pensar en los siguientes grupos de apellidos:
Teonímicos, es decir, procedentes del nombre de una divinidad: como Santamaría, Sanclemente. Los puedes combinar con el nombre en el mismo sentido y conectar un hit, por ejemplo Santa Sofía de la Piedad, personaje de Cien años de soledad o Marta la piadosa que, además, da nombre a una comedia barroca.
Los que se supone atraen la suerte de su portador: Buenafuente, Buenaventura (también es nombre propio) Jordán (hace alusión al bautismo de Jesús), etecé.
Los que se refieren a un oficio: Herrero, Pastor, Carretero, Lalanza, etecé.
Los que son relativos a plantas o animales: Cordero, Pimienta…
Los que hablan de características físicas o morales de las personas: Moreno, Rubio, Guerrero…
Otros grupos de apellidos referentes a diferentes circunstancias: de nacimiento, de destino, magia…
¿Se te ocurren características que tienen los personajes con cada uno de los apellidos que enlisté como ejemplo acá arribita? Bueno, pues de la misma manera, piensa en que es lo que quieres que el lector sienta cuando lea el nombre y apellido de tus personajes y escoge los apropiados para conseguirlo.
Cuando toca, toca, dijo la loca
Bueno, ya te tiré un rollo sobre el hipersigno que suponen el nombre y el apellido: capaces de generar una identidad personal absoluta y un carácter de rasgos semánticos de carácter cultural, bla, bla, bla… pero quizá te preguntes ¿Puedo tener un personaje sin nombre propio? Por supuesto que sí, en algunos casos los personajes no necesitan un nombre e incluso les beneficia no tenerlo y es acá cuando puedes echar mano a la imaginación y bautizarlo con un mote original, práctico, divertido, audaz, o lo que mejor convenga. Para ello valdría la pena tomar en cuenta:
- La actividad que desempeña: el profe, el chef, el capo, la cajera.
- Un mote relacionado con su físico o sus capacidades: el bruto, el petiso, la lora.
- Puedes, también, jugar con los motes para resaltar las características de manera indirecta, esto suele dar resultados notables; por ejemplo si a un personaje de 1.90, fuerte musculatura con brazos de acero y piernas como troncos le apodas “el nene” puede resultar tanto o más efectivo que si le llamas quebrantahuesos, sobre todo si tiene una personalidad violenta. Solamente pon atención en rodearlo de un contexto apropiado si es que tu intención es lograr ese efecto.
ÉCHATE UNA MANO: HERRAMIENTAS PRÁCTICAS
Si aún tienes broncas, puedes ayudarte con libros de nombres para bebés; eso sí, procúrate uno que sea apropiado a la época en la que se desarrolla tu historia.
Para los apellidos puedes ayudarte de los nombres de las calles de las ciudades o, simplemente googlealo.
Pidiendo consejo a los colegas, me hicieron una sugerencia para este artículo en lo tocante a “conseguir” nombres para los personajes: las aplicaciones para generar nombres. Las chequé y no me parece que vaya a volverme un fan de ellas, pero seguro que a alguien le funciona, algunas de ellas son:
- Para personajes de fantasía: Fantasy name generators al entrar al menú principal eliges entre nombres de fantasía, reales (de muchas partes del mundo), nombres de lugares, etc. está en inglés pero tiene una interfaz súper intuitiva. Si lo tuyo son los cuentos y novelas de ficción, tipo el hobbit, este generador te va a ayudar bastante para no quemarte el seso pensando nombres apropiados.
- Para nombres inventados, nombres de empresas, marcas, etc. puedes usar: nombra.me puedes usarlo en modo aleatorio o puedes buscar en la categoría de nombres, apellidos, palabras, inventar un nombre. Hay para elegir entre español, inglés, portugués, francés, italiano, alemán, catalán y gallego. Y también arroja el significado de nombres y apellidos enlistados.
- Behind the Name es muy similar al anterior, aunque en mi opinión, y bajo una revisión no demasiado exhaustiva, me parece que está más completo.
Otros generadores de nombres son:
- Alchemist Name Generator. Genera listas de nombres compuestos.
- Serendipity: Country Name Generator. Como su nombre lo indica, es un generador de nombres para ciudades, países, etc. funciona en modo aleatorio.
Dentro de Serendipity, también hay:
- Japanese Male Name Generator
- Japanese Female Name Generator
- Medieval Female Name Generator
- Medieval Male Name Generator
- Ya que estamos en el tema medieval, puedes probar, para nombres Pseudo Isabelinos Pseudo-Elizabethan Place Name Generator
Por último, aunque hay muchos más, quiero mencionar:
- Fake Name Generator. Este generador es muy completo, es realmente interesante pues no solo genera el nombre y apellido sino toda una identidad: dirección, nombre de soltera de la madre, número de seguridad social, coordendas geográficas, características físicas, etc. Échate un clavado por acá cuando tengas dificultades en cuanto a datos de este tipo.
¿KIMBERLY O ANTONIETA?
Como escritor debes tener sensibilidad para elegir los nombres apropiadamente: si tu relato transcurre en una ciudad provinciana del México del siglo dieciocho, no es verosímil que uno de tus personajes se llame Kimberly, que es un nombre más moderno y eso daría al traste con tu narración. Sería más creíble un nombre más largo y sonoro. Depende de cómo se desarrolle la historia pero, por poner un ejemplo, Altagracia sería más apropiado para la época.
Ya te dije que es a ti a quien debe latirle el nombre de tu personaje, por algo es tuyo y es tu elección pero vale la pena –ya que te vas a echar la bronca de escribir algo y publicarlo- calcular el efecto en el lector:
- Antonio provoca más autoridad que Tony.
- Guille es más apropiado para un niño que para un adulto.
- con Isabel puedes usar variantes a lo largo del relato: Isa, Chabe, Bela y distintos personajes pueden incluso referirse a ella por una de estas variantes.
- Blanca o Clara se vinculan a pureza y así debería ser, deseablemente, quien fuera su poseedora.
- Margarita suena fresco.
- Jazmín, exótico.
- Rosa puede tener diferentes acepciones y aplicarse a distintas personalidades.
- Lo mismo ocurre para la extensión: no es lo mismo llamarse Paula que ser conocida como Dolores Encarnación del Perpetuo Socorro.
- Si tu personaje es un extranjero, debe llevar un nombre extranjero.
Lo importante es poder comprobar que los nombres de tus personajes están dispuestos convenientemente.
MEMO MELENDEZ Y OTRAS CONSIDERACIONES…
- Otra cosa que deberías evitar es la aliteración y no, no te voy a aventar un rollote sobre esta figura retórica, solo te voy a decir que, en el tema que nos ocupa, se refiere a nombres y apellidos que comienzan con la misma letra. Ya te estoy oyendo decirme que no mame, que hay personajes a los que les sienta muy bien: Pedro Páramo, de Juan Rulfo, es un grandioso ejemplo; sin embargo, en general, hay que tener mucho cuidado y, si decides usarlo, justifícalo ampliamente en tu historia.
- Existe una teoría que defiende que la letra M, es más usada que cualquier otra para nombrar a los personajes de ficción y hay toda una explicación al respecto, así que valdría la pena considerar no caer en el abuso.
- Otra cosa que debes evitar aunque te tengas que morder las… ganas es dar a dos de tus personajes nombres con sonido similar o, peor aún, con el mismo nombre, en la misma historia: esto se lo dejaremos a García Márquez y sus 17 Aurelianos; o a Dostoievsky que, en su obra Crimen y castigo, llama a Rodion de diferentes maneras: Rodka, Rodia, Romanovich, Raskolnikov.
Desde mi punto de vista, que el lector tenga que volver una y otra vez en la historia para saber de cuál de los dos o tres o cuatro Carlos estás hablando, lo único que va a generar es enojo o aburrimiento y, ahí sí, ya chupaste faros.
- Algunas veces solemos dar a leer a nuestros colegas, amigos y familiares nuestros textos antes de publicarlos y comienzan los madrazos: entre otras cosas no falta el que te dice que el nombre de tal personaje no le gusta, que no es adecuado porque no tiene musicalidad o porque es anticuado (aunque tu texto corresponda a una determinada época y eso no lo esté tomando en cuenta tu crítico improvisado) o porque es el nombre del primo de tu primo que se va a sentir aludido y así un sinfín de opiniones al respecto.
Te sugiero que hagas caso omiso de estos veredictos: ojo, no estoy diciendo que no tomes en cuenta nada de lo que esas personas, en las que estás confiando para que te den una crítica desde el punto de vista del lector, te digan. Me estoy refiriendo solo a lo tocante a los nombres y te digo que hagas caso omiso porque has nombrado así a tus personajes por un motivo, o eso es lo que estoy tratando de decirte en este artículo. Claro que si, acompañado del típico “el nombre no está chido”, te dan una razón válida y te convencen, pues entonces deberías considerar la sugerencia.
Entons…
Me gustaría acá hacer un alto para enlistar las sugerencias. Te sugiero que la copies en un post-it (físico o digital) y la tengas a la mano para que no se te pase nada.
Al momento de nombrar tus personajes, toma en cuenta:
- Darles intencionalidad, con ello reforzarás tu historia.
- No deseches los nombres comunes. En un cuento popular, ambientado en un pueblito tradicional, no es la mejor idea usar nombres exóticos.
- La nacionalidad. Los personajes extranjeros deben tener nombre y/o apellido extranjero.
- Los apodos. No siempre un personaje debe ser conocido por su nombre propio.
- Piensa en el efecto que va a causar en tus lectores, por tanto:
- Evita la aliteración (a menos que sea provechoso). Quizá no sea conveniente llamar a tu héroe Martín Martínez… o sí, depende de tu historia.
- Los símbolos. Puede ser de mucha ayuda para tu historia un personaje llamado Lucía o Luna, por poner dos ejemplos.
- Usa el diccionario de nombres. Si se te quema el seso y no se te ocurre ninguno no desesperes, leer listas de nombres (también aplican acá los generadores) puede ayudarte a decidir.
- Si vas a pedir la opinión de tus amigos, familiares, colegas… hazlo con reservas y bajo tu propio riesgo; puedes salir ganando o desesperarte más.
- Que tu personaje se sienta cómodo con su nombre. Sé coherente con las circunstancias de los personajes.
- Siéntete cómodo bautizando a tus personajes. Nunca, pero nunca, le dejes a un personaje un nombre que ni a ti te convence, no va a funcionar.
Ya para cerrar solo quiero insistirte en que el trabajo del escritor va más allá de esperar la llamada de las musas o esperar a que, como decía Julio Cortázar: te caiga del cielo un cuento.
No puedes, bajo ningún motivo esperar que las palabras lleguen sin esfuerzo consciente; a las musas hay que estimularlas, enamorarlas, seducirlas, de otro modo no van a aflojar así como así y la manera de ponerlas cachondas y lograr que suelten los suspiros que nos inspiren es a través del arduo trabajo, que dará paso a una historia cuyo proceso es conveniente que comience por los personajes para los que el nombre – o la inexistencia de este, que tampoco debe ser arbitraria- es la primera constatación de su existencia.