Ten los huevos de ser tú mismo, de no querer complacer a nadie. ¡Olvídate de ser aceptado! Sigue estos 10 pasos, escribe como Bob Dylan y deja de tener miedo al qué dirán.
“Soy Bob Dylan y estoy en el escenario en un concierto del Gospel Tour en 1980. El público ruge, sus miles de cabezas se pierden en la oscuridad de los asientos. El reflector cae sobre mí cuando empiezo a rasgar los acordes de la canción. Me deslumbra. Hace mucho calor. Estoy a punto de abrir la boca, a unos segundos de dejar salir mi mejor canción hasta el momento. O por lo menos en la que más creo estos días. La que más quiero cantar, la que me alumbra y me recuerda lo que estoy haciendo, noche tras noche: la razón por la que estoy parado aquí, empezando otra vez, como hace 15 años. Al final es el mismo público. Éste es el mismo monstruo de 100,000 cabezas que en el 65 me gritó Judas sólo porque salí con una banda y unos amplificadores. Los mismos abucheos, sólo que esta vez en lugar de Judas me gritan que deje de dar sermones, ellos sólo quieren Rock and Roll. Puto Rock and Roll. Ya ni siquiera sé qué significa esa palabra. Sólo que ya no me interesa. Hay cosas más importantes que llenan más huecos. Y los llenan de verdad. Para siempre. Si mi único objetivo hubiera sido ser una estrellita de rock me habría aventado de un edificio desde hace mucho. Pero a este monstruo le da igual. No entienden. Sólo quiere que siga siendo el mismo, como si una foto saltara al escenario a repetir su rutina de circo. Como un animal amaestrado. Pero hay cosas más importantes.
Él es más importante.
Él es el único que puede salvarme.
Salvarnos a todos.
Y eso es lo que vengo a decirles. Hago esto por mí y por él. Y si alguno de ellos lo entiende y deja que la Luz lo salve también, entonces habrá valido la pena.
Mis manos se siguen moviendo, acariciando la guitarra. Ya es tiempo. Abro la garganta y dejo salir mi canción de Amor, para Él:
Ellos me pregunta cómo me siento
Y si mi amor es real
Y cómo voy a salir de esto
Ellos me ven y fruncen el ceño
Les gustaría arrastrarme afuera de este pueblo
No me quieren aquí
Porque creo en ti”
Por que creía en Jesús. Porque Bob Dylan se había vuelto cristiano y durante los conciertos del Gospel tour 79-80 se la pasaba predicando. Cantando canciones de amor para su Salvador. Y por supuesto, los rokeritos enardecidos lo abucheaban; ellos querían rock and roll, quería cantar a todo volumen sus canciones eléctricas, las que años atrás habían abucheado, cuando Dylan cometiera la primer traición. Cuando se paró en el festival de Newport frente a ese mismo monstruo de 100,000 cabezas que lo consideraba el Rey del Folk y que esperaba les endulzara los ideales políticos con canciones de protesta, y con la distorsión a todo y una banda de rock a sus espaldas, los traicionó, osea, les dijo: esto soy yo ahora, no lo que ustedes esperan de mí.
Por esto y más, aquí les van 10 pasos para escribir como Bob Dylan, osea, como ustedes mismos.
Paso 1 (el más importante). Cree en ti.
Por esto amo tanto a Bob Dylan. Por eso mi primer novela es sobre un fanático que se despide de él ( la parte de arriba es un fragmento de uno de los capítulos), por esa tremenda rabia rebelde, por ese rebelarse contra el mundo y no permitir que le dijeran quién era, por traicionar sus ideales y los ideales que le querían imponer, para serse fiel.
Porque el que no traiciona sus ideas traiciona la parte más original de su naturaleza, la que muta y aprende, la parte que no tiene que ver con las ideas fijas en el tiempo.
El que no traiciona sus ideas traiciona la parte más original de su naturaleza, la que muta y aprende Share on XPero un artista, un escritor de verdad, sólo se debe a sí mismo. Y es gracias a eso que se puede curar, transformar. Y si se cura y transforma, y se encuentra, puede tocar y servir a los demás: sus letras no van a cambiar la vida de nadie, pero al menos los hará sentir el vértigo de su propia búsqueda, los impulsará a ser cada vez más ellos mismos.
Un artista es un visionario, un chamán, pero no el tipo de visionario con el que tantas veces quisieron etiquetar a Dylan. No: un visionario de sí mismo, un visionario que empuja las barreras de su tiempo no porque quiera cambiar ni transformar al mundo ni guiar a nadie, solo porque se es tan absolutamente fiel a sí mismo que tiene que romperlo todo, porque ese todo no se puede ajustar a la profundidad real de su ser. ¿Que este saco no me queda? ¡Entonces lo rompo y me hago uno nuevo y los demás que se vayan a la chingada!
Pero un artista, un escritor de verdad, sólo se debe a sí mismo. Y es gracias a eso que se puede curar, transformar. Share on X¿O sea?
¡Traciona tus ideales! Que te consideras escritor de ciencia ficción: ¡A la verga con eso! Que te crees escritor especulativo fantástico: ¡A la verga con eso! Que eres un escritor realista bukowskiano ¡A la verga! Que escribes ficción juvenil con toques de realismo mágico ¡No mames! Las etiquetas y los ismos y los géneros y el rendir pleitesía a este o a aquel maestro o escritor o mentor o ídolo literario sólo te atora; está bien, al principio, cuando empiezas a escribir, pero después: ¡Habrá que traicionarlos!
Paso dos. Deja de complacer a todos.
Uno quiere encajar, sí, siempre. Aunque seamos muy malotes y deseemos sacudir al mundo con nuestros libros rudos, aún queremos que nos aprueben nuestros amigos poetas malditos, por eso no nos podemos permitir ni una pizca de ternura en medio de tanta debacle, no vaya a ser que nos digan que somos fresas.
Y los fresas quieren ser todavía más fresas, más delicados para no molestar a sus mamás y a sus papás.
Y los escritores de género no quieren dejar de ser escritores de género para no dejar de caerle bien a sus fans o para que les sigan comprando sus libros.
Y una vez que alguien alcanza la fama y el reconocimiento de críticos o del público, está muy cabrón dejar esa comodidad, esa formulita que ya te dio frutos. Y más después de tanto trabajo para llegar hasta ahí. Como dice Nestor en este artículo de acá: ¿Si ya estás en el cómodo paraíso porque chingados arriesgarte a perderlo todo?
¿O sea?
No te auto censures.
Como decimos en el Manifiesto de los escritores que sólo quieren escribir:
Escribir es un acto salvaje. No voy a convertirlo en algo estéril que complazca al status quo.
Escribir ilumina. No voy oscurecerme para gustarle a los poetas malditos.
No censures tu ternura ni tu odio. No censures tu violencia ni tus cursilerias. No censures tu devastación ni tú esperanza. No censures tu muerte ni tus ganas de seguir vivo. Porque sería ridículo pensar que algo en el mundo es absolutamente una cosa u otra.
Y eso nos lleva la siguiente punto. Ver la vida en Blanco y Negro.
Escribir es un acto salvaje. No voy a convertirlo en algo estéril que complazca al status quo. Share on X Escribir ilumina. No voy oscurecerme para gustarle a los poetas malditos. Share on XPaso 3. No veas la vida en blanco y negro
Todos tenemos oscuridad y todos tenemos luz. Nadie es una sola cosa. Ni nosotros mismos ni nuestros personajes ni nuestra literatura pueden ser absolutamente malos ni absolutamente buenos.
Ya lo dice otra de mis más chingonas y queridas ídolas, Ursula K. Leguin:
La luz es la mano izquierda de la oscuridad,
y la oscuridad es la mano derecha de la luz.
Las dos son una, vida y muerte,
juntas como amantes en kémmer,
como manos unidas,
como el término y el camino…
Lo descubrió Bob cuando dejó de cantar canciones de protesta, algunas muy malas, demasiado inocentes y en “blanco y negro”: la maldad del capitalismo y la bondad de los movimientos de izquierda. La riqueza de un ser humano trasciende ese pensamiento adolescente. No hay verdades absolutas. Pero cuando tratas de cantarle eso al mundo, cuando estás dentro de un ismo y tratas de decirles que, bueno, tal vez no no tienen razón en todo, ya valiste verga. Serás, nuevamente, Judas.
Bobby lo dice muy claramente en My back Pages:
Medio atormentado saltaba prejuicios, “destruir todo odio”, gritaba
mentía desde mi cráneo, que la vida era en blanco o negro
soñaba románticas hazañas de mosqueteros de algún modo profundamente cimentadas.
Ah, pero yo era más viejo entonces, soy más joven ahora.
¿O sea?
Checa que tus personajes no sean malos malísimos ni buenos buenísimos. Los héroes son malos también, y los más descarados pervertidos, sí, supongo que hasta los pederastas y pornógrafos infantiles, tienen un lado luminoso.
Escarba en tu luz y tu oscuridad. Que una absorba a la otra. Las dos son necesarias para vivir y escribir.
Escarba en tu Luz y tu oscuridad. Que una absorba a la otra. Las dos son necesarias para vivir y escribir. Share on XPaso 4. Entiende al otro
Después de que Lee Harvey Oswald matara a John F. Kenney en 1963, Bob Dylan recibió el Premio Tom Paine, otorgado por un comité de liberales que celebraba la labor de Bob Dylan en la lucha por los derechos civiles. Imagínense, un cuarto llenos de “gordos y pelones”, blancos y ricos liberales gringos, bien vestiditos, listos para aplaudir a su nueva mascota, un Dylan bien chavito en el que habían puesto calificativos como “el rey de la canción de protesta” o “la voz de una generación”: Bob Dylan borracho se sube al escenario y los llama gordos y pelones y les dice que vio algo de él mismo (y de cualquier hombre) en Lee Harvey Oswald. Por supuesto, la ceremonia valió verga. ¡Si Lee Harvey era el asesino del semi dios JFK! ¡Cómo podía decir algo así!
¿O sea?
La literatura es uno de los ejercicios más chingones para salirnos de nosotros, de nuestro ego, y ponernos en los pies de alguien más, siendo aún nosotros mismos. Es una herramienta para explorar versiones nuestras que no conocíamos. Escribe sobre algo que te aterre, que no conozcas, que odies y temas y trata de ver que de ti hay en ello. Por supuesto, no es ese un viaje inofensivo.
En los talleres de Escritura de Pelea hacemos un ejercicio que te recomiendo para este punto: escoge un personaje que aborrezcas. Un tipo de persona que de plano no puedas entender cómo chingados hace lo que hace. No sé: un tipo que coordine una red de pornografía infantil, un militar que haga arder familias enteras, un mamá que abusa de su hijo. Ahora, en primera persona, narra de modo muy descriptivo sus actividades y, en ese mismo cuento, trata de entender por qué hace lo que hace, cuál es la lesión o las circunstancias que lo llevaron a ese punto. ¿Te atreves?
Paso 5. Crece a través de tus ídolos
Las influencias nos hacen crecer, nos llevan a un lugar en el que no estábamos. Pero una vez que estamos ahí, hay prender fuego al mapa y encontrar si ese lugar realmente es para nosotros.
Bob Dylan creció así. Fue a Nueva York a buscar a su ídolo Woody Guthri. Lo copiaba en todo. Imitaba su acento, se vestía igual que él y cantaba todas sus canciones. En Greenwich Village lo conocían como la copia de Woody. Leyó su libro “Bound for Glory” quinientas veces y se inventó una vida como la suya: que había viajado en trenes desde niño, que había trabajado en un circo y cruzado las arterias del país junto a vagabundos buscando su propio camino. Nada de eso era cierto. Era la historia que Bob se contaba a sí mismo para parecerse a su ídolo.
Hasta que finalmente, cuando absorbió de Woody todo lo que pudo, le prendió fuego. Su forma de decirle adiós fue con un poema muy chido: “Last thoughts on Woody Guthrie» y con, justamente, su primer canción original: “A song to Woody”.
¿O sea?
Primero reconoce tus influencias y úsalas para empezar a escribir. Copia a tu ídolo descaradamente, apréndete su voz, imítalo y luego pasa a otro ídolo y a otro ídolo y ya que los tengas dentro de ti, despídete de ellos, tuerce todo lo que aprendiste y empieza algo tuyo.
Esto es lo que dice Bob sobre el tema:
Es muy natural copiar para parecerte a alguien. Si yo hubiera querido ser pintor, a lo mejor hubiera pensado ser como Van Gogh, si hubiera sido un actor, actuar como Laurence Olivier. Si hubiera sido un arquitecto, entonces Frank Gehry. Pero la cosa no es sólo copiarlos. Si te gusta el trabajo de alguien, lo importante es exponerte a todas las influencias de esa persona
Paso 7. No hagas canciones de protesta.
Me vuelvo mi enemigo en el instante que predico
¡Sí cambiemos al mundo, sí! Hagamos cuentos para Ayotzinapa y en contra de Peña Nieto y para rescatar a nuestros hermanos inmigrantes. ¡Ni madres! Al menos que el tema surja como una corriente interna que te quema, y que surja de tu corazón y no de tu mente, no sirve. Escribir por ideales para querer cambiar al mundo es escribir con la mente. Es querer imponer nuestra visión de la vida (por más izquierdista y chida y liberal y respetuosa que sea) a alguien más, y eso es fascismo. Por eso Bob abandonó las canciones de protesta, porque además de darse cuenta que no servían para cambiar el mundo, que era ridículo pensar que 5 minutos con 30 segundos transformarían a la sociedad, descubrió que eran una engaño. La lucha más urgente siempre es la interna, la que nos quema, la que nos impide hacernos pendejos e ignorarla. Sobre esa lucha es sobre la que tenemos que escribir.
La lucha más urgente siempre es la interna, la que nos quema, la que nos impide hacernos pendejos. Share on XEsto es lo que dijo Bob a Nat Hentoff:
Yo, ya no quiero volver escribir para la gente (ya sabes, eso de ser su portavoz). Desde ahora, quiero escribir desde adentro.
¿O sea?
¿Cuántas veces no hemos leído textos con las más buenas y sinceras y correctas intenciones políticas pero que nos duermen y aburren y asquean?
Escribe sobre ti no sobre tus ideas. No es que tus personajes no puedan tener ideales ni estar en un entorno político. Claro que pueden, pero si el texto intenta convencernos de la validez de su lucha, entonces es un ensayo, algo artificial, manipulado. Una lucha en la que el escritor trata de imponer su visión del mundo sobre el lector, y eso, además de culero, es aburrido.
Paso 8. Escribe sin pensar.
¡Ya lo dijimos un chingo de veces en Tinta Chida! Con Bradbury y William Faulkner: la verdadera revelación ocurre cuando no piensas, cuando sólo escribes. Cuando bajas la guardia de tu consciente mamón y censurado y ególatra o temido y reprimido, y encuentras la mina de oro.
La verdadera revelación ocurre cuando no piensas, cuando sólo escribes. Share on XDylan ha dicho esto sobre el tema: Es lindo estar en un ambiente donde puedes aceptar completamente todas las cosas inconscientes que vienen desde el interior de tu mente. Y bloquearte de ese lugar que puede controlarlo todo…
Mis mejores canciones son las que canciones que escribo muy rápido. Sí, muy muy rápido.
La creatividad es como un tren sobre las vías. Es algo que tienes que cuidar y tratar con mucho respeto… tienes que programar a tu cerebro para no pensar mucho.
¿O sea?
Escribe sin meter el cerebrín. Si te cuesta trabajo chécate esta entrada con una app que te hará el paro.
Paso 9. Escribe para transformarte
Y las canciones, para mí, eran más que entretenimiento ligero, eran mi preceptor y mi guía hacia un estado alterado de la realidad, una república diferente, una república liberada.
dijo el maestro.
¿O sea?
Digo, no está mal escribir para pasar el rato, o para entretenerse, o para hacer dinero, cada quién sus gustos. Pero escribir para encontrarnos: ahhhhhhh. Esa ya es otra cosa.
¿Por dónde empezar? Hay muchas formas, para arrancar, te recomiendo que le eches un ojo a esto de la escritura de pelea.
Paso 10. Recicla. Roba.
Todas las canciones están conectadas. No te dejes engañar. Yo sólo abrí una puerta diferente de un modo diferente
¡Eso! Nada es realmente original. Todo está influenciado por otra cosa.
La música folk se especializaba en eso. Era común que se robaran la melodía de alguien más; de una vieja grabación de campo o de algún compañero y le pusieran encima su propia letra. Nadie la armaba de pedo ni salía con sus cosas de que se las habían pirateado y que no sé que. Nelson.
En esas épocas era muy obvio, pero en el fondo, aunque queramos negarlo, nada de lo que hagamos es realmente original; nuestras obras son el resultado de los influencias. Y qué chingón que sea así. ¿Por qué inventar todo desde cero si hay una gran tradición que nos respalda?
Dylan no sólo lo hizo con melodías. Tomaba también frases escritas en otras canciones y a partir de ellas creaban algo nuevo. La técnica del pastiche y el reciclaje.
Ojo, no se trata de robar el trabajo de alguien y ponerle tu nombre, por qué ¿eso qué puede decir de ti mismo? En cambio, si tomas el argumento, una idea, una frase, un ritmo, un tema, y lo pasas por el filtro de tu dolor, saldrá transformado en una sustancia que te sea completamente pertinente. Algo tuyo.
¿O sea?
Utiliza lo que ya está hecho y vuélvelo tuyo. ¿Y si hacen lo mismo con lo tuyo? Pus qué tiene. Es el viaje de cada quién.
The End
Buena, esa la bandera, estas son algunas de las cosas que le podemos aprender al maese Bob Dylan para escribir, no sólo mejor, sino de forma más trascendente para nosotros mismos.
¿Cómo la ven desde ai?
Si se les ocurren otras cosas o no están de acuerdo en otra, ya saben, acá en los comments.