Una historia sobre el amor a la vocación: escribo porque es lo que más me gusta, aunque no sepa escribir, aunque haya cien mil escritores mejores que yo.
Estoy acostado en la camita de mi hijo, preparado para leerle el cuento que acabamos de comprar de descuento, en 50 varos, en una feria. El flaquito se acomoda junto a mí y yo empiezo a leerlo, haciendo una voz diferente para el hipopótamo, para la liebre y la mona. Cuando acabamos, él está contento y dice que le gustó mucho, pero yo, y no es sorpresa, porque soy bien chillón, siento un nudo en la garganta: esta simple historia para niños me acaba de pegar como un martillo, y después de dormirlo, planeo subir corriendo al cuartito de azotea donde escribo, prender la computadora y ponerme a teclear como loco. No porque lo necesite, ni nada, sólo porque es lo que más me gusta: escribir y escribir y escribir.
Escribir sin importar lo malo que sea, ni la falta de talento ni, como dice el manifiesto de los escritores que sólo quieren escribir, los cientos de miles de escritores mejores que yo.
Porque cuando uno escribe así, con ese gusto que hace que las células de la punta de los dedos sientan escalofríos de emoción, nada más importa: ni ser famoso, ni volverme una leyenda. Nop, ninguna de esas mamadas, sólo importa el presente y la alegría de hacer lo que más me gusta.
Sin duda, cuando uno encuentra su vocación y se entrega a ella sin importar las consecuencias, además del vértigo y los putazos de las caídas, no se puede más que estar absolutamente radiante.
Así que, camaradas, aquí les comparto este cuento de Victoria Pérez Escrivá ilustrado por Claudia Ranucci. Como verán, las imágenes están medio chafas porque capturé las páginas con mi celular y por más que las retoqué no quedaron muy chidas. Pero si les gusta el libro, no sean gandules y cómprenlo. No sé si se consiga en una librería común, pero podrían adquirirlo directamente en Amazon España o en Amazon México. También pueden leerlo en su biblioteca, yo lo encontré en la Vasconcelos, clasificación: I 796.4252P47.
Bien, aquí va. Para leerlo, denle click al primer cuadro de izquierda a derecha y ya de ahí no más aváncenle con la flecha para seguir el orden de las páginas.
En forma
De Victoria Pérez Escrivá. Ilustrado por Claudia Ranucci
¿Cómo lo vieron? ¿Qué se siente ser ese hipopótamo gordazo y aún así correr y correr y correr, feliz de la vida?
Sudo frío con sólo pensar en lo que sería de mi vida si a estas alturas me preguntara lo que la libre y la mona se preguntan en la última página.